Apple planea una transformación radical para Siri, su asistente virtual, integrando capacidades avanzadas de inteligencia artificial para renovar y mejorar significativamente su funcionalidad.
Esta decisión sigue a una serie de pruebas realizadas por los ejecutivos Craig Federighi y John Giannandrea con el chatbot de OpenAI, ChatGPT, cuyas capacidades en generación de texto, creación de código y resolución de consultas complejas, destacaron las limitaciones de Siri en cuanto a su capacidad para manejar conversaciones.
Desde su introducción en 2011, Siri se ha mantenido como una herramienta que procesa solicitudes individuales sin la capacidad de seguir una conversación.
La implementación de IA generativa se ha convertido en el enfoque principal de Apple, marcando la reestructuración más importante en la compañía desde hace más de una década, según New York Times.
La expectativa es que Apple presente un Siri reimaginado en su conferencia anual de desarrolladores (WWDC) el 10 de junio de 2024. Se anticipa que esta versión mejorada será capaz de sostener conversaciones más fluidas y manejar un rango más amplio de tareas.
Para soportar estas mejoras, los nuevos modelos de iPhone incrementarían su capacidad de memoria y Apple está contemplando la integración con modelos de IA de otras compañías, como hizo Microsoft con OpenAI, para potenciar aún más las capacidades de Siri.
La motivación detrás de estos cambios es la preocupación creciente de que el avance de la tecnología de IA pueda amenazar la posición de Apple en el mercado global de smartphones. Los ejecutivos de la compañía temen que el dispositivo se vuelva un “ladrillo tonto”.
Apple estaría buscando diferenciar el nuevo Siri por ser más privado que otros asistentes virtuales de IA, ya que procesará las solicitudes directamente en iPhone, evitando el uso de centros de datos remotos.
Esta implementación, además, representaría un ahorro económico. Por ejemplo, OpenAI incurre en un costo cercano a los 12 centavos por cada mil palabras generadas por ChatGPT, debido a los gastos relacionados con la computación en la nube.
Sin embargo, esta estrategia de Apple no estaría exenta de desafíos. Al optar por sistemas de IA de menor tamaño que operan directamente en los teléfonos en lugar de recurrir a grandes infraestructuras de centros de datos, Apple podría enfrentarse a una mayor tasa de errores en las respuestas del asistente.
Apple dispone de distintas fortalezas en el ámbito de la inteligencia artificial, entre ellas, la presencia de más de dos mil millones de dispositivos activos en el mundo que facilitan la distribución de sus desarrollos en IA.
Además, se beneficia de contar con un destacado equipo en el área de semiconductores, responsable de crear chips avanzados que soportan funciones de inteligencia artificial, como el reconocimiento facial.
No obstante, a lo largo de los últimos diez años, Apple ha enfrentado retos para establecer una estrategia coherente en inteligencia artificial, y Siri ha permanecido sin cambios significativos desde que fue lanzado.
Esta situación ha repercutido negativamente en el éxito del HomePod, el altavoz inteligente de la compañía, cuyo desempeño se ha visto afectado por la incapacidad de Siri para realizar incluso tareas básicas de forma confiable, como reproducir una canción solicitada.
Asimismo, Apple ha enfrentado desafíos en cuanto a atraer y mantener a investigadores sobresalientes en el área de inteligencia artificial. A lo largo del tiempo, ha comprado varias empresas de IA que estaban al mando de figuras renombradas en este campo, aunque estos líderes terminaron abandonando la compañía después de unos pocos años.
Las razones detrás de estas partidas son diversas, pero un elemento clave es la cultura de privacidad de Apple. Esta política ha resultado en que la compañía difunda menos investigaciones sobre sus desarrollos en IA y tenga una participación menos activa en conferencias especializadas, en comparación con competidores como Google, Meta y Microsoft.
Esta nueva dirección a proyectos con IA ha llevado a Apple a redirigir recursos significativos, cancelando proyectos de gran alcance, como el desarrollo de un automóvil autónomo valorado en 10 mil millones de dólares, para concentrarse en el desarrollo y la integración de IA, mostrando el nivel de urgencia de la empresa por mantenerse a la vanguardia en la carrera tecnológica.