Deportar migrantes embarazadas es legal, pero los derechos humanos deben guiar la ejecución

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El consultor legal de la República Dominicana en la rama ejecutiva, Antoliano Peralta. (Foto: presidencia.gob.do)

Santo Domingo.- El consultor legal de la República Dominicana en la rama ejecutiva, Antoliano Peralta, declaró que si bien la ley nacional permite la deportación de mujeres embarazadas indocumentadas, tales acciones deben llevarse a cabo estrictamente adheridos a los protocolos de derechos humanos.

Los comentarios de Peralta se producen en medio del escrutinio continuo con respecto a las políticas de migración del país, particularmente en relación con la deportación de individuos vulnerables. Hablando en el programa «El Despertador», Peralta afirmó que su «posición personal» es que, si bien la ley permite estas deportaciones, deben ocurrir «dentro del marco de respeto por los derechos humanos … pero bajo un cierto protocolo».

Añadió puntualmente, reconociendo un defecto crítico en la práctica, que «muchas veces la violación está en los agentes que lo ejecutan».

Peralta reconoció la complejidad inherente de los asuntos de migración, equilibrando el derecho soberano de un país a controlar sus fronteras con el imperativo de respetar los derechos humanos. Hizo hincapié en que la implementación «debe ser con estricto respeto por los acuerdos internacionales sobre este tema y los derechos humanos en general», señalando que la legislación dominicana en sí misma incluye disposiciones para el tratamiento de mujeres embarazadas y menores.

Reiteró firmemente el derecho no negociable del estado a determinar quién permanece dentro de sus fronteras. Utilizó un marcado ejemplo para ilustrar el límite entre la aplicación legal y el abuso: mientras que las autoridades de migración tienen derecho a detener y deportar a una persona indocumentada que se detuvo en la calle, «lo que no tienen derecho a hacer es arrojarlo contra el vehículo».

La declaración de Peralta subraya la difícil caminata de la cuerda floja entre la prerrogativa legal y la obligación moral. Al afirmar el derecho del estado a manejar la migración, su advertencia crucial, que cómo Las deportaciones se ejecutan, particularmente que involucran a mujeres embarazadas vulnerables, deben cumplir con los estándares y protocolos de derechos humanos, destaca un desafío persistente. Su reconocimiento de que las violaciones a menudo provienen de los agentes en el terreno es una crítica potente, aunque implícita, de las prácticas actuales y un llamado a una mayor responsabilidad en el proceso sensible y a menudo peligroso de deportación.



DominicanToday