Cocheros sin caballos: transformar las tradiciones en pro del bienestar animal | Noticias hoy

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Actualmente, los cocheros cuentan con tres paquetes: un paseo que dura 20 minutos y cuesta $90.000, otro que dura 40 minutos y cuesta $180.000, y el último que dura 60 minutos y cuesta $240.000.

Foto: PaseoenCoche

Recorrer las calles del Centro Histórico de Cartagena escuchando el galope de un caballo es una experiencia que ha cautivado a cientos de turistas de todo el mundo durante años. El paseo en coche, carroza o carruaje evolucionó con el tiempo hasta convertirse en un símbolo de la ciudad. Este atractivo turístico está presente en casi todas las películas que se han rodado en La Heroica, comoQueimada”, de 1969, y es el protagonista de reconocidas canciones como “Cartagena contigo”, del artista Jesús David Quintana. Incluso, hay quienes lo consideran parte del patrimonio de Cartagena, creando un sentido de pertenencia e inspirando a grandes artistas.

Sin embargo, detrás de esta legendaria tradición, existe un problema que con los años se ha hecho notar cada vez más: el maltrato animal. Esta problemática no solo ha sido denunciada por los cartageneros, sino también por habitantes de otras partes del país y ciudadanos extranjeros que escogen esta ciudad como destino turístico.

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Un informe presentado por la Procuraduría General en 2021 reveló las condiciones en que las se encontraban los caballos cocheros de Cartagena. De acuerdo con los datos, algunos equinos permanecían en desnutrición y con sus frecuencias cardiacas por encima de los valores normales debido al esfuerzo físico y a las extenuantes jornadas de trabajo bajo el fuerte sol.

Ante esta situación, desde hace algunos años defensores de los animales y entidades locales comenzaron a trabajar en una iniciativa para sustituir a los caballos cocheros por coches eléctricos. La idea del proyecto es proteger a los equinos, pero sin dejar a un lado a las personas que viven de esta actividad. En Cartagena ya empezó a rodar una prueba piloto de este coche que reemplazará, si es aprobado, a los caballos que recorren la ciudad desde hace dos siglos. Este proceso se lleva a cabo en compañía de la Asociación Cartagenera de Cocheros, Asocarcoch.

“Vamos a trabajar concertadamente entre la Alcaldía de Cartagena y la Asociación Cartagenera de Cocheros en el compromiso de la implementación de un nuevo modelo, de la misma estructura del coche, pero con una tracción totalmente diferente al caballo. Quedamos en presentar unos prototipos de otra modalidad de tracción e iremos probando con los días, con el tiempo, para llegar al modelo ideal, que sea operativo, que sea técnico, sostenible para el proceso de sustitución”, indicó Julio Martínez, secretario de Asocarcoch.

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Aunque la noticia ha sido celebrada por diferentes sectores de la sociedad, hay quienes manifiestan no estar de acuerdo con la propuesta. Para ellos, los coches jalados con caballos no solo son un atractivo turístico, sino también, parte del patrimonio que preserva toda esa magia de la antigua Cartagena. “Una de las desventajas de llenar el centro histórico de carrozas con caballos invisibles es que nuestra bellísima ciudad amurallada se va a parecer siempre más a Disney World, perdiendo la característica colonial que la hace única en el mundo”, escribió el escritor y productor de cine y televisión, Salvo Basile, en su columna de opinión “A caballo sin caballo”.

Algunos integrantes de la Asociación de Cocheros de Cartagena aseguran que hoy los caballos cocheros hacen parte de la declaratoria patrimonial de la ciudad dada por la Unesco en 1984; sin embargo, esta se refiere expresamente al “puerto, fortalezas y conjunto monumental de Cartagena”, por lo que los equinos no entrarían en este reconocimiento.

Para Manuel Sevilla, profesor e investigador en patrimonio de la Pontificia Universidad Javeriana de Cali, el patrimonio cultural consiste en una serie de formas culturales, objetos, espacios, prácticas, sistemas de ideas o de conocimientos, que son considerados muy importantes para la identidad de una comunidad. Esta definición pone en el centro la idea de que el patrimonio lo reconoce una población, aun cuando no existe algún tipo de reconocimiento oficial. No obstante, según Sevilla, habría que preguntarse cuáles son las comunidades que consideran a los caballos cocheros como parte de su identidad. Esto teniendo en cuenta que el centro amurallado de Cartagena es un espacio cada vez menos habitado por personas de la ciudad, siendo más bien un lugar de disfrute turístico.

Para el experto, lo más importante es entender que las prácticas consideradas por algunas comunidades como patrimonio pueden transformarse con el tiempo, especialmente “las que van en contra de los derechos de los animales”. Esto se debe a que las culturas son vivas y cambiantes, por lo tanto, el patrimonio también.

“Las únicas culturas que no cambian son las que están en los museos. Es decir, las que están muertas. Todas las demás culturas se van transformando. En ocasiones, también se transforman los referentes éticos, lo que las sociedades consideran aceptable y lo que no. En esa transformación necesariamente habrá tradiciones, prácticas, espacios y objetos muy importantes para algunos, pero que en los nuevos marcos éticos es inaceptable mantenerlos”.

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De acuerdo con Lucy Espinoza, directora del Instituto de Patrimonio y Cultura de Cartagena (IPPC), las sociedades avanzan cada vez más hacia un modelo de sostenibilidad que les permita ser amigables con el medio ambiente, generar acciones de turismo responsable y de protección animal. “Nuestro gobierno trabaja bajo esas tres premisas. Ahora, el proceso de sustitución hará acompañamiento permanente desde el patrimonio y el turismo, para el desarrollo de productos y recorridos temáticos que vayan acordes a nuestra historia. Además, los prototipos de coches eléctricos seguirán manteniendo los atractivos turísticos y las características de patrimonio”.

No obstante, Sevilla explica que esos procesos de transición se deben dar de una manera respetuosa, reconociendo siempre que ahí había unos valores y unas tradiciones importantes para una comunidad. En este sentido es necesario hacer un ejercicio de memoria, de fotografía y de reconocimiento.

Debemos reconocer que hay prácticas consideradas tradicionales, e incluso patrimoniales, que tienen una afectación sobre el bienestar de otros seres vivos. En estos casos, como sociedad responsable, debemos, primero que todo, caer en cuenta de la afectación que se está teniendo sobre otros y segundo, promover un proceso de transición y de cambio. Yo no pienso que como algo es tradicional o patrimonial, tiene que quedarse quieto. Creo que como sociedad nos vamos transformando, pero sí abogo por el respeto a la dignidad de las personas involucradas en estas prácticas y de su visibilidad. Tenemos que ser muy cuidadosos de las sensibilidades, tenemos que hacer esos tránsitos con dignidad, con ejercicios de memoria, de reconocimiento y buscando alternativas económicas”, asegura Sevilla.

Ante esto, la dirección del IPPC reconoce que uno de los propósitos del proceso de transición y sustitución de caballos cocheros a coches eléctricos es la dignificación laboral a través de un proyecto de reconversión empresarial, con el cual las personas que se dedican a esta actividad puedan formalizar su trabajo y crecer laboral y profesionalmente.

“La posición institucional del Gobierno que lidera el alcalde Dumek Turbay es una sola, el proceso de sustitución y transición de caballos cocheros a coches eléctricos no tiene reversa, es una decisión en firme, una promesa de campaña refrendada por los cartageneros y respaldada por diferentes organizaciones sociales. No obstante, estamos abiertos y dispuestos a recibir sugerencias y observaciones de ajuste al prototipo propuesto, que no es el definitivo, pues es tan solo un primer piloto. Este proceso es con los cocheros, sin ellos no habrá nada. Con ellos vamos a concertar los ajustes al prototipo”, indica Espinoza.

Los expertos aseguran que es importante no pasar por encima de los derechos de las comunidades, sino reconocer sus expresiones culturales y trasformarlas según los nuevos paradigmas éticos. “Aquí hay una oportunidad enorme, muy bonita, para que como sociedad mostremos que podemos transformarnos a los nuevos marcos éticos de respeto por los seres vivos y, al mismo tiempo, por la memoria y por lo que culturalmente fue relevante en otro momento. Solo de esa manera podremos construir sobre nuestra historia”, concluye Sevilla.

Es innegable que, para muchos, el paseo en coche hace parte del acervo cultural de Cartagena de Indias, un lugar que es sinónimo de historia, revolución y heroísmo. Esta práctica, de una u otra manera, ha contribuido a la forma en como se ve y se conoce esta ciudad, generando espacios en el campo laboral y fortaleciendo el turismo. Sin embargo, la transformación que vive actualmente es una muestra del debate, cada vez más importante, sobre los límites que deben existir al momento de salvaguardar las tradiciones.

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