Algunas enfermedades graves se expresan, en sus primeras fases, con algunos síntomas que fácilmente pueden pasar inadvertidos. Veamos cuáles son estos signos clínicos.
El cáncer de mama, la enfermedad pulmonar obstructiva crónica, la cirrosis, las cardiopatías, la anemia… Existen muchas enfermedades potencialmente graves en las que un diagnóstico precoz es imprescindible para garantizar un buen pronóstico del paciente.
El problema es que esta detección rápida no siempre es sencilla, pues estas y muchas otras patologías graves, en sus primeras fases (cuando deberían diagnosticarse), se manifiestan con unos síntomas y signos clínicos que no parecen en absoluto alarmantes, por lo que las personas no acuden al médico hasta que, posiblemente, sea demasiado tarde.
Por ello, en el artículo de hoy haremos un repaso de algunos de los síntomas que más comúnmente pasan desapercibidos pero que pueden ser indicador de que estamos desarrollando alguna enfermedad potencialmente peligrosa para nuestra salud.
¿Qué síntomas pasan desapercibidos?
Todas las enfermedades graves tienen unos síntomas muy característicos y alarmantes. Por ejemplo, sabemos que el cáncer de mama se manifiesta con formación de hoyuelos en los pechos o que la enfermedad renal crónica impide que los riñones filtren la sangre y deba recurrirse a un trasplante.
El problema es que la mayoría de veces, estos síntomas más notorios no aparecen hasta etapas avanzadas de la patología, por lo que lo más frecuente es que no se solicite atención médica hasta que, quizás, ya sea demasiado tarde para garantizar un buen pronóstico.
Cuanto antes se detecte una enfermedad, más probable será que los tratamientos sean efectivos para curarla. El obstáculo con el que nos topamos, sin embargo, es que en las primeras fases de una enfermedad, esta se manifiesta con síntomas que no parecen en absoluto graves y que podemos considerar como signos de una patología leve o incluso como simples consecuencias de nuestro estilo de vida.
A continuación presentamos un listado de algunos síntomas a los que se debería prestar atención. Presentar algunos de ellos no tiene por qué significar en absoluto que se sufra una enfermedad grave, pero sí que es importante conocerlos para, en caso de que se observen varios, se acuda cuanto antes al médico.
1. Pérdida de peso inexplicable
Perder mucho peso en poco tiempo y de forma inexplicable, es decir, sin hacer ningún cambio en la dieta ni alterar nuestro estilo de vida, nunca es una buena señal. No tiene por qué ser síntoma de alguna enfermedad grave, aunque sí es cierto que la inmensa mayoría de cánceres, al igual que otras patologías respiratorias, neurológicas o renales, pueden manifestarse con un adelgazamiento excesivo.
2. Tos
La tos puede ser síntoma (lo más frecuente) de patologías leves como un simple resfriado o una infección de las vías respiratorias, pero no hay que subestimarla. Especialmente si está es muy frecuente y no desaparece con el tiempo, puede ser indicador de alguna patología respiratoria grave, desde el cáncer de pulmón hasta la enfermedad pulmonar obstructiva crónica.
3. Ronquera
¿Roncas mucho por la noche? Cuidado. Y es que aunque no es en absoluto lo más frecuente, se ha observado que los ronquidos son uno de los primeros síntomas del cáncer de pulmón. Lo más probable es que no sea síntoma de nada malo, pero es mejor prevenir que curar.
4. Cambios morfológicos en las mamas
Bultos casi imperceptibles, ligeros cambios morfológicos, descamación de la piel, aparición de pequeños bultos… El cáncer de mama, en sus primeras fases, se manifiesta con alteraciones casi imperceptibles en las mamas pero a los que hay que estar alerta.
5. Aparición de manchas en la piel
De nuevo, no tienen por qué ser síntoma de nada malo. Pero especialmente si a lo largo de la vida se han hecho excesos con el sol o hay antecedentes de cáncer de piel en la familia, habría que acudir al dermatólogo.
6. Problemas en las deposiciones
La diarrea, el estreñimiento, los cambios de consistencia en las heces, la coloración blanquecina de las heces o incluso la presencia de un poco de sangre no tienen por qué ser síntoma de un problema de salud grave, pero también es cierto que muchas patologías se manifiestan de este modo. Desde el cáncer colorrectal hasta el cáncer de hígado, pasando por la hemofilia, hay muchas enfermedades en las que uno de los primeros síntomas son estos problemas en las deposiciones.
7. Fatiga y debilidad
Sentirse particularmente cansado, débil y fatigado no tiene por qué ser señal de nada malo. Pero si esta debilidad y fatiga se prolongan demasiado en el tiempo, habría que solicitar atención médica. Y es que en muchas enfermedades, incluidos prácticamente todos los cánceres, uno de los primeros síntomas es esta pérdida de energías.
8. Problemas para orinar
Dolor al orinar, turbidez en la orina, necesidad de orinar muchas veces al día, disminución del volumen de orina, micciones espumosas… Los problemas para orinar no tienen que tomarse a la ligera. Y es que la mayoría de enfermedades renales se manifiestan en sus primeras fases de esta manera, al igual que las enfermedades urológicas o el cáncer de vejiga y el de ovario.
9. Problemas estomacales
El dolor y el ardor estomacal, así como la sensación de indigestión o las molestias en el estómago no tiene por qué ser síntoma de un problema grave, pues normalmente son debidos a una mala dieta. De todos modos, también es cierto que el cáncer de estómago y el de esófago se manifiestan en sus primeras fases de este modo, por lo que habría que consultar con un médico.
10. Pérdida de apetito
La pérdida de apetito inexplicable, es decir, perder el hambre durante un tiempo, no tiene en absoluto por qué ser síntoma de nada grave. De todos modos, también puede ser uno de los primeros signos clínicos del cáncer de hígado, de páncreas y de riñón, así como otras patologías renales o la hepatitis.
11. Dolor abdominal
El cáncer colorrectal, el de hígado, el de páncreas, el de ovario o el de vesícula biliar, así como muchas enfermedades de transmisión sexual, la talasemia (una enfermedad sanguínea) o la hepatitis, pueden manifestarse con este dolor en la región baja del abdomen.
12. Ligero amarillamiento de la piel
Una coloración amarillenta de la piel no suele ser señal de nada bueno. Es más, la mayoría de enfermedades hepáticas (del hígado), como por ejemplo la hepatitis o el propio cáncer hepático, se manifiestan en sus primeras fases de esta manera.
13. Problemas para tragar
Los problemas y molestias al tragar suelen ser debidos a patologías leves como la faringitis, la laringitis o la amigdalitis, aunque si se sabe que no se sufre ninguna de estas condiciones, habría que solicitar atención médica. Y es que los problemas para tragar pueden ser el primer síntoma del cáncer de esófago, el de tiroides o el de boca.
14. Sangrados vaginales anormales
Cuando los sangrados vaginales son excesivos, fuera de la menstruación o después de las relaciones sexuales, habría que acudir al ginecólogo. Lo más probable es que no sea síntoma de nada grave, pero también pueden ser debidos al cáncer de cuello uterino o de endometrio, así como enfermedades de transmisión sexual (clamidiasis, gonorrea o la cervicitis mucopurulenta) o patologías sanguíneas.
15. Sudoraciones nocturnas
Sudar demasiado por la noche no tiene por qué ser señal de nada malo, pero cuidado. Y es que las sudoraciones nocturnas son el primer signo clínico de enfermedades como el cáncer del sistema linfático, la leucemia, la vasculitis (una patología cardiovascular) o las arritmias cardíacas.
16. Fiebre recurrente
La fiebre puntual no es en absoluto algo alarmante. De hecho, es un signo de que nuestro cuerpo es capaz de defenderse de los patógenos. Sin embargo, cuando está va apareciendo y desapareciendo constantemente y/o no puede encontrarse la causa, cuidado.
Habría que solicitar atención médica ya que la fiebre recurrente de causa desconocida puede ser síntoma de la leucemia, el cáncer de riñón, el cáncer de vesícula biliar, enfermedades respiratorias, enfermedades de transmisión sexual (incluido el SIDA), la formación de cálculos renales (piedras en el riñón), la vasculitis o la leucopenia, una patología sanguínea en la que hay un número demasiado bajo de glóbulos blancos.
17. Problemas para cicatrizar heridas
Por regla general, cuando se observa que hay problemas para cicatrizar heridas, habría que acudir al médico. Y es que normalmente esto se debe a enfermedades sanguíneas como por ejemplo la trombocitopenia (patología en la que hay un número demasiado bajo de plaquetas) e incluso la hemofilia.
18. Cambios en la voz
Los cambios en la voz solo son normales en la adolescencia. En la edad adulta, si bien no tienen por qué ser señal de nada malo, pueden ser uno de los primeros síntomas del cáncer de tiroides, por lo que habría que solicitar atención médica si se observan.
19. Sangrado nasal frecuente
Cuando los sangrados nasales son frecuentes significa que hay algún problema a nivel sanguíneo. Normalmente son debidos a la falta de distintos nutrientes y vitaminas, por lo que puede corregirse con la dieta. Sin embargo, como pueden ser síntoma de trastornos como la leucemia, la hipertensión arterial, la hemofilia o la trombocitopenia, habría que acudir al médico.
20. Náuseas y vómitos
Las náuseas y vómitos suelen ser síntoma de alguna afección gastrointestinal de origen infeccioso que se supera a los pocos días, por lo que no tendemos a darles demasiada importancia. Y en la inmensa mayoría de casos es así.
Sin embargo, hay que tener en cuenta que, especialmente si se prolongan en el tiempo, son muy frecuentes y no se encuentra la causa de fondo, pueden ser unos de los primeros síntomas del cáncer de estómago, del de hígado, del de vesícula biliar e incluso del del sistema nervioso central, así como de las migrañas, la insuficiencia renal, la formación de piedras en el riñón, la pielonefritis (una infección de los riñones) o la hepatitis.