Después de un desacuerdo o discusión con la pareja, muchas personas (y me incluyo) hemos recurrido al “no tengo nada” cuando realmente tenemos TODO.
Pero hay una diferencia abismal el no querer hablar en el momento con el ser amado a hacerle la famosa “Ley del hielo”.
El silencio como castigo
Es normal tener desacuerdos y esperar un tiempo y lugar adecuados para arreglarlos. Sin embargo, si no ponemos un límite, esta medida se puede salir de control y volverse una cuestión tóxica en la relación.
“Hay problemas que no dan más de sí, y para no avivar más el fuego nos valemos de él para poner un final. En este caso, esta conducta, mejor conocida como “la ley del hielo” es una estrategia adecuada, pero cuando una persona deja de hablar a otra persona por días, semanas e incluso meses, estamos hablando de una actitud pasivo agresiva y de manipulación.
¿Qué significa tener una actitud pasivo-agresiva?
Los expertos aseguran que son acciones que violentan al otro, pero de manera implícita.
“La mayoría de las veces este tipo de actitudes son más nocivas que la agresión directa, y lo son porque el silencio se convierte en un vacío que es susceptible de cualquier tipo de interpretación.
¿Qué es lo que hay detrás de la “ley del hielo?
Ademas advierten que las conductas que se esconden detrás de dejarle de hablar a la pareja son manipulación, control y dominación.
“La persona que castiga, es decir, la que deja de hablar a pesar de sentirse poderosa, sólo deja ver que es sumamente infantil. Por supuesto que quiere la atención de la pareja pero de la peor manera porque genera incertidumbre emocional, la cual desgasta, corroe y fractura una relación.
Así que mucho cuidado si uno lo aplica como hobbie, porque la pareja se puede hartar y terminar la relación (y con justa razón).
¿Qué hacer ante la Ley del Hielo?
Sigue estos consejos:
Cuando estamos muy exaltados, lo mejor es hacer una pausa, respirar y posteriormente exponer sin ira ni alterarse, las necesidades de cada persona.
Recuerda: la distancia y falta de comunicación no son buenos aliados para la comprensión o para restaurar lazos rotos o dañados. Por el contrario, contribuye a ahondar las diferencias.
Si en tu caso, aplicas esta medida de dejarle de hablar a tu pareja, deja de hacerlo. No suma a la relación, no construye y aunque sientas que tienes el poder, será todo lo contrario.
Por salud mental y sobre todo, por respeto propio, no lo hagas.
En el caso contrario, si tu pareja te deja de hablar o te ignora a la menor provocación, lo mejor será que te retires de esa relación, porque finalmente te está haciendo daño y será un círculo vicioso en el que te volverá a hablar ( o sea ya se dignó a perdonarte), pero volverá a ignorarte.
¿Crees que es sano estar en una montaña emocional en la que no sabes en qué momento tu pareja te dejará de hablar? Más vale solo que mal acompañado