La amiga de Jeffrey Epstein, acusada de cooperar en la explotación sexual de menores, viste un atuendo de papel, entre otras medidas, según fuentes. El Departamento de Justicia ha extremado las medidas para evitar que Ghislaine Maxwell, acusada de colaborar con Jeffrey Epstein en la explotación sexual de menores, se quite la vida en la prisión de Nueva York en la que se encuentra reclusa. Según fuentes conocedoras de los protocolos, citadas por Associated Press, los agentes federales le retiraron las sábanas de la cama y le hicieron vestir un atuendo de papel con el fin de reducir el riesgo de suicidio. Además, el Departamento ha nombrado también a otros agentes independientes de la Oficina de Prisiones encargados de asegurarse de que se cumplan las medidas que eviten que Maxwell se autolesione o resulte atacada por otras personas.
Epstein se ahorcó el pasado verano en una cárcel de Nueva York mientras esperaba juicio, lo que desató todo tipo de especulaciones y también críticas por los fallos de control durante la custodia. Nadie quiere que eso ocurra ahora con Maxwell. La hija del magnate británico Robert Maxwell, de 58 años, fue detenida la semana pasada en New Hampshire sospechosa de cooperar en la trama de abusos de jóvenes y niñas atribuida a Epstein, un millonario neoyorquino muy bien conectado, que contaba entre sus conocidos con el hoy presidente de Estados Unidos, Donald Trump, el príncipe Andrés o el expresidente Bill Clinton.
La amiga de Epstein llevaba ya tiempo en el punto de mira de las fuerzas de seguridad. Varias denunciantes la había identificado como la persona que se encargaba de reclutar, arreglar y explotar a las jóvenes. En concreto se le imputan seis delitos relacionados con al menos tres chicas: uno de incitar a menores a viajar para participar en actos sexuales, otro de transporte de menores con finalidades de acto sexual, dos de conspiración y dos de perjurio.
Ghislaine Maxwell se encuentra en el Centro Metropolitano de Detención de Brooklyn, otras medidas de prevención establecen que cuente siempre con una compañera de celda, que se le vigile constantemente y que siempre haya alguien con ella mientras se encuentre entre rejas. El suicidio de Epstein alentó una ristra de teorías conspirativas, apuntando hacia el círculo de poder en el que se movía. El caso también puso en el punto de mira a los responsables de su custodia, pues el financiero había estado en vigilancia por riesgo de suicidio tras un primer incidente, pero después lo trasladaron a una unidad sin equipo especial de prevención.