El explorador de superficies de asteroides germanofrancés MASCOT viajó a bordo de la sonda japonesa Hayabusa2 y el 3 de octubre de 2018 llegó a Ryugu, un asteroide de 900 metros de diámetro cuya órbita se encuentra principalmente entre la Tierra y Marte.
La gravedad de Ryugu es 66.500 veces más débil que la de la Tierra, y al parecer el movimiento de avance de las ruedas envió a MASCOT al espacio.
Por lo tanto, el robot saltó alrededor de la superficie usando el pequeño impulso que generó un brazo oscilante de metal unido a su cuerpo cuadrado, que pesaba 10 kilogramos.
Además de tomar muestras de la temperatura y otras mediciones, la cámara de MASCOT captó imágenes que muestran que el asteroide está cubierto con rocas y piedras de dos categorías diferentes: oscuras y rugosas y con una superficie parecida a la coliflor, o brillantes y lisas.
«Lo interesante es que muestran que Ryugu es producto de algún tipo de proceso violento», dijo a la AFP Ralf Jaumann, del centro aeroespacial alemán y coautor de un estudio publicado el jueves por la revista Science que describe los hallazgos.
Ryugu podría ser el «hijo» de dos cuerpos padre que chocaron, se rompieron, y luego se unieron por la gravedad, explicaron los investigadores.
Otra teoría es que podría haber sido golpeado por otro cuerpo que creó diferentes condiciones de temperatura y presión interior, dando como resultado dos tipos diferentes de material.
Muchas de las rocas también contienen pequeñas «incrustaciones» azules y rojas, un material que quedó atrapado en la roca durante su formación. Esto las hace muy parecidas a las condritas carbonáceas, un tipo de meteorito raro y primitivo que se encontró en la Tierra.
«Este material es primitivo, es el primer material de la nebulosa solar», es decir, la nube de polvo y gas interestelar que formó los planetas de nuestro sistema, dijo Jaumann.
Hayabusa2 regresará a la Tierra con las muestras extraídas, pero las observaciones de MASCOT proporcionan información sobre el contexto geológico original del material: cómo está expuesto a los cambios de temperatura, cómo se desgasta, etc.
¿Por qué esto es importante? «No sabemos cómo se formaron los planetas al principio», dijo Jaumann.
«Y para entender eso, (debemos) ir a los cuerpos pequeños, primitivos, primordiales en la historia en su evolución, para comprender los primeros 10 a 100 millones de años de formación planetaria».