El Gobierno de la República Dominicana prohibió este jueves ofrecer bebidas alcohólicas a los turistas en las excursiones y paseos, como medida para proteger el sector después de que se hayan registrado al menos 99 muertes en el país por la ingesta de destilados adulterados con metanol.
Mediante una resolución, el Ministerio de Turismo prohibió además la venta ambulante de bebidas alcohólicas en las playas del país caribeño.
“A partir de hoy emitimos esta resolución con el fin de prevenir las muertes por alcohol adulterado y proteger la salud de los dominicanos y extranjeros que visitan nuestros destinos turísticos”, dijo el ministro de Turismo, David Collado, en Twitter.
Desde comienzos de abril, se han notificado 262 afectados y 99 muertes por la ingesta de bebidas alcohólicas que estaban mezcladas con metanol, aunque no se ha registrado ningún caso en los polos turísticos, según el Ministerio.
Las bebidas afectadas por lo general eran rones baratos de marcas desconocidas, mojitos y otros combinados vendidos en las calles por ambulantes y botellas de clerén, un destilado de fabricación artesanal y clandestina, muy popular en zonas pobres.
El año pasado se produjo la oleada de muertes más grave por la ingesta de alcohol adulterado registrada en el país, con un total de 247 fallecimientos notificados, según datos del Ministerio de Salud Pública.
El pasado diciembre, un turista venezolano residente en Santo Domingo sufrió una discapacidad permanente tras beber un ron adulterado que le suministraron durante una excursión en barco a la isla Saona, en el sureste dominicano.
Esta semana, el Gobierno dominicano declaró el asunto de las bebidas alcohólicas adulteradas como un tema de seguridad nacional.
Las autoridades han puesto en marcha una serie de operativos para desmontar alambiques clandestinos y cerrar los colmados donde se vendían estas bebidas adulteradas.
Entre otras medidas, se ha anunciado el reforzamiento de los controles de importación y comercialización de metanol y el Gobierno ha anunciado que estudia obligar a los importadores a mezclar algún químico para darle un sabor desagradable a ese alcohol tóxico.