Canarias.- La lava del volcán de Cumbre Vieja, que entró el domingo en erupción en la isla de La Palma, ha destruido a su paso cientos de casas, dejando también miles de vecinos evacuados, que podrían rondar entre las 5.000 y 10.000 personas.
Con el avance de la lava por la ladera del volcán, que busca el mar, la pregunta que ronda ahora es qué sucederá cuando esta alcance el agua. Aunque en un principio el Instituto Vulcanológico de Canarias estimó en 11 millones de metros cúbicos la cantidad de magma que alberga, este lunes el presidente canario, Ángel Víctor Torres, elevó las previsiones a entre 17 y 20 millones de metros cúbicos. De salir tal cantidad a la superficie las consecuencias podrían ser catastróficas.
Lo que sucede cuando el magma caliente entra en contacto con el agua del mar es un enfriamiento paulatino del fluido caliente, que provoca la emisión de una mezcla de vapor y gases a la superficie, para terminar sedimentando y formando parte de la propia tierra.
El magma, al entrar en contacto con el agua salada provoca una reacción química que aviva un humo intenso que lanza a la atmósfera partículas muy finas de ácido clorhídrico y de vidrio, que pueden llegar a irritar la piel y los ojos o incluso causar problemas respiratorios, poniendo en riesgo todo el hábitat de la zona.
El Servicio Geológico de EE.UU describe estas nubes como «laze» (una mezcla de las palabras «lava» y «haze»-neblina-) y cuando ocurre recomienda a los vecinos que eviten la zona, incluso que no salgan de casa si no es necesario, ya que cualquier golpe de viento puede hacer que una nube como esta vaya a zonas donde ni siquiera ha llegado la lava.
Desde el Ministerio del Transportes, Movilidad y Agenda Urbana ya han avisado de que, además, la llegada de lava al mar supone un riesgo para la navegación marítima. Así, recomiendan evitar la concentración de embarcaciones en las zonas circundantes a los posibles puntos de llegada de la lava a la costa para observar este fenómeno.