El Banco Mundial estimó el jueves que la economía de América Latina culminará este año sin crecimiento, una importante reducción de 1,7 puntos porcentuales respecto a su pronóstico más reciente de junio.
Sin embargo, el Banco estima que la región podrá crecer 0,8% este año si el cálculo excluye a Venezuela, cuya economía lleva un lustro sumida en una penosa depresión.
“Luego del rápido crecimiento derivado de los altos precios de las materias primas en la primera década del siglo XXI, la región se encuentra en una etapa de bajo desempeño”, dijo Martín Rama, economista jefe del Banco Mundial para América Latina y el Caribe.
“La región no solo está creciendo más lentamente que otros mercados emergentes, sino también que economías avanzadas mucho más ricas”, indicó.
La proyección de crecimiento regional nulo representa una reducción importante a su proyección de junio, cuando estimó que el crecimiento en 2019 sería del 1,7 %. El Banco calculó en 0.9 % el crecimiento en 2018.
Y la estimación del Banco es más pesimista que el más reciente pronóstico del Fondo Monetario Internacional, que en julio redujo drásticamente el pronóstico de crecimiento económico para América Latina de 1,4 % a 0,6 %, más de la mitad de lo previsto en su anterior estudio de abril.
El FMI actualizará su proyección de crecimiento la semana próxima, cuando celebre en la capital estadounidense la reunión otoñal junto al BM.
Venezuela no es la única que ofrece resistencia al despegue porque las tres economías más grandes de la región muestran un desempeño decepcionante: Argentina está sumida en una crisis, Brasil apenas sale de una recesión y México padece de desaceleración.
Rama sugirió que la región impulse la productividad abocándose a la integración comercial porque su integración es relativamente baja en el comercio internacional y las cadenas de valor globales ya que la mayoría de los acuerdos suscritos por los países son intrarregionales.
Las excepciones importantes a esa tendencia son la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte en su nueva versión T-MEC entre México, Estados Unidos y Canadá y el acuerdo UE-Mercosur. Ambos fueron suscritos durante los últimos 12 meses y aún esperan ratificación legislativa para entrar en vigor.
Rama dijo que este tipo de acuerdos abren la puerta para que las empresas nacionales exporten a mercados más grandes y se integren en las cadenas globales de valor.