El herpes genital es una enfermedad de transmisión sexual causada por el virus del herpes simple tipo 1 (HSV-1) y por el virus del herpes simple 2 (HSV-2). Se puede transmitir por relación sexual vaginal, anal u oral.
Es más frecuente en mujeres que en hombres, afectando a 1 de cada 5 mujeres entre los 14 y 49 años de edad.
Los síntomas de herpes genital pueden aparecer de 2 a 12 días después de la relación sexual con la persona afectada, manifestándose al principio como una sensación de ardor o comezón en el área, con posterior aparición de una o varias vesículas que contienen un liquido cristalino, que al romperse dejan una llaga que tiende a desaparecer entre 7 y 10 días después.
Brotes y condicionantes
Una vez aparece el primer episodio de herpes genital, se espera que la persona presente varios brotes en los próximos años, y posteriormente éstos van siendo cada vez más esporádicos, aunque es importante saber que el herpes no se cura.
Una persona puede transmitir el virus aún sin tener un brote activo.
El stress, temperaturas extremas (mucho calor o frio), el roce con ropas ajustadas, las toallas sanitarias, son algunas de las condicionantes para que aparezca un nuevo brote.
¿Cómo detectarlo?
El diagnóstico es básicamente por clínica al examen físico, aunque existen pruebas de laboratorio que detectan los anticuerpos contra el virus del herpes.
El tratamiento es con medicamentos antivirales, principalmente el Aciclovir, que se usa tanto por vía oral como tópica y acorta el tiempo de duración del brote.
En el embarazo
Una mujer embarazada puede transmitir el virus a su hijo durante el parto si hay un brote activo al momento del nacimiento, causando una condición llamada Herpes Neonatal, que puede ocasionar daño a nivel cerebral y ocular en el recién nacido.