La Junta Central Electoral (JCE) realizará pruebas y simulacros de las primarias para determinar la funcionabilidad de los equipos y programas que se utilizarán en los procesos internos de los partidos en que se escogerán los candidatos a participar en las elecciones del 2020.
La Junta busca así probar su sistema de voto automatizado que estrenará en las primarias y que serviría como una prueba piloto para su eventual uso en los comicios del venidero año.
Desde este mes de julio, en la sede de la JCE se estarán desarrollando pruebas locales de los equipos, en agosto se realizaran a nivel regional y ya para principios de septiembre se hará un simulacro nacional.
Desde este mes de julio, en la sede de la JCE se estarán desarrollando pruebas locales de los equipos, en agosto se realizaran a nivel regional y ya para principios de septiembre se hará un simulacro nacional.
Aunque, el organismo de elecciones ha venido utilizando la tecnología en las votaciones de gremios, organizaciones de la sociedad civil y reuniones de los partidos, deberá agotar además ese ciclo en cumplimiento con las disposiciones de la Ley 15-19, Orgánica de Régimen Electoral. Los ensayos servirían además para sustentar cualquier uso de los equipos y programas en las elecciones municipales de febrero.
El artículo 99 de la Ley 15-19 establece que la JCE está facultada, en consulta con los partidos, a la automatización progresiva del proceso de votación, debiendo probar los sistemas que se usarán, por lo menos seis meses antes de los comicios.
En las demostraciones se utilizará parte de los equipos comprados mediante una licitación internacional a la empresa Digiworld, a un costo de US$19,943,000.00. De los 55,000 equipos requeridos, la empresa ha entregado a la JCE una partida de 32,600.
Para usar la herramienta automatizada se necesitan varios tipos de computadoras, unas con lector de código de barras, otras con pantalla táctil, así como impresoras térmicas para cabinas de votación.
¿Qué es voto automatizado?
En una solución tecnológica elaborada por técnicos de la Dirección de Informática de la JCE, que no está conectada a internet y es físicamente auditable, debido a que al final del proceso se imprime un comprobante de votación. Cuenta con tres etapas: el control del acceso, registro de asistencia de los electores y la votación automatizada. Se diferencia del voto electrónico porque deja una constancia impresa. Conforme a las demostraciones que se han realizado, en una hora 120 personas puedan ejercer el sufragio sin ningún tipo de contratiempos. Preserva la discreción del voto.