Que La casa de papel es una serie maestra y adictiva que se disfruta mejor a porciones desmedidas es algo que siempre ha sido cierto. Pero el estreno de su cuarta parte este 3 de abril en Netflix llega en un momento de máxima necesidad de este tipo de propuestas de ocio perfectas para la evasión.
Cuando Netflix puso a mi disposición los cinco primeros episodios, de los ocho que tiene esta temporada 4, yo estaba en mi primera semana de confinamiento casero a causa de la pandemia del coronavirus. No mentiré cuando diga que su ritmo adrenalínico, su sentido del humor irreverente y políticamente incorrecto, sus personajes carismáticos y sus tramas a ratos telenoveleras (esos líos sentimentales entre miembros de la banda me encantan) son exactamente lo que necesitaba en estos días tan extraños, sombríos, sedentarios e inciertos que todos estamos viviendo.
La cuarta de La casa de papel (Money Heist) arranca justo al final de la temporada 3. Y las muchas preguntas que nos quedaron al final de esos episodios van respondiéndose (al menos algunas) poco a poco. La serie sigue combinando esa narrativa llena de flashbacks que nos trasladan al momento en el que El Profesor, Berlín y Bogotá planificaron el robo al Banco de España en un monasterio florentino y también a los días de la banda al completo en ese mismo lugar preparándose para dar este golpe. Todo ello junto a la trama en el presente en el interior del banco. Ese ir y venir entre diferentes momentos cronológicos le da al equipo creativo de la serie libertad para explicarnos solo lo que necesitamos saber en cada momento preciso y también para que nos reencontremos con personajes a los que echábamos de menos.
Tokio sigue narrando la acción a base de frases como: «Todo puede joderse en una milésima de segundo. El momento en el que sientes la muerte en la nuca, sabes que nada será como antes» o «Si me permiten un consejo: no se enamoren en un atraco. Trae mala suerte». Diálogos en off que le dan a La casa de papel ese solemnidad que busca cuando trata algunos de sus temas más serios: como la supervivencia de sus personajes y el éxito de su plan imposible por hacerse con la reserva de oro del Banco de España.
Pero no te preocupes que también hay muchos momentos para el humor y la relajación. Y es que siempre se puede contar en Denver o Palermo para los comentarios irreverentes. Y, por supuesto, la inspectora Sierra sigue siendo uno de los personajes más entretenidos que ver esta temporada. «Frialdad emocional. Narcisismo compulsivo.Timidez patológica. Rasgos psicopáticos. Una joyita vamos», se jacta la policía al definir al Profesor en una de sus salidas afiladas características.
Más allá del humor sigue quedando mucho espacio para el romance, el sexo y los líos sentimentales en estos nuevos episodios que hasta incluyen un poco de sexposition, un consultorio sentimental a cargo del siempre agudo Bogotá y las sabias palabras de Helsinki: «Se necesita más valor en el amor que para la guerra».
Y sí, una serie que nos obsequió con aquello del «Empieza el matriarcado» no se ha olvidado de sus genes feministas. Las mujeres de La casa de papel reflexionan esta temporada sobre el papel de Tokio en el golpe y la responsabilidad y mando que debería tener. La temporada trata además temas como el consentimiento y los celos.
La serie está también muy española en estos nuevos capítulos. Más todavía de lo que ya lo estaba, si cabe. Pero es que son muchos los iconos españoles que se cuelan en los nuevos episodios de La casa de papel: hay un toro, paellas, vino, fútbol, referencias al Quijote y a Platero y yo, pasodobles y hasta un momento estelar, pero breve, del «Te estoy amando locamente» de Las Grecas que te dejará con ganas de ponerte a escuchar ese himno popularizado por el dúo de flamenco-rock en los setenta.
Entendería perfectamente que decidas ver la cuarta de La casa de papel de una tirada. Nunca he sido muy partidaria de los maratones televisivos acelerados y suelo preferir disfrutar de las series en varios días. Pero si hay un momento en el que estoy completamente a favor de una sesión de sofá de horas de duración es esta. Cada episodio de los que he visto de esta nueva temporada termina en un punto de máximo suspense que hace casi imposible no seguir con el siguiente. Y total, no es que haya nada mejor que hacer, ¿verdad?