Eso lo sabe todo el que lo ha cuestionado
Danilo sigue siendo Danilo, y si alguno de sus seguidores lo dudaba, él se ocupó de recordárselo o de que lo asumiera de nuevo. No deja nada al azar ni delega lo importante, maneja sus asuntos de manera personal y en el tiempo que considera justo.
Un diputado había comentado entre compañeros de tendencias que los números no daban y fue convocado a Palacio. No se sabe lo que se habló, pero al salir se le vio más chiquito, casi como el enano de Juego de Tronos.
Uno que no se equivocará más.
Incluso se convocó a un encuentro mayor y se reafirmó la cantidad de diputados comprometidos con la causa, aun cuando no se trató el tema. El lenguaje corporal fue suficiente.
Además de que el recorrido por la Línea Noroeste fue revelador. Fue por tierra de Mao a Montecristi, cuando pudo hacerlo por aire.
En Montecristi se quedó más tiempo del previsto y saludó uno por uno a todos los presentes, como el huevo cuando quiere sal.
Un ex pelotero que también es productor le dijo: “Presidente, decida lo que decida, consúltese usted mismo”. No respondió, pero se quedó pensando, y no como la escultura de Rodin.