Era 2013 cuando el panameño Marco Paddy, director internacional de reclutamiento de los White Sox, observó un try-out de un Fernando Tatis III con 14 años y le preguntó, ‘¿qué quiere ser?’, a lo que el hoy torpedero de los Padres respondió: “El Derek Jeter dominicano”.
“Fernando Tatis Jr., entra en la estratósfera”, encabeza en FanGraphs su artículo de profundidad Jay Jaffe, una de las plumas más respetadas del béisbol, con estadísticas de referencias bautizadas a su nombre.
El Tatis III que hoy copa los titulares de los grandes medios estadounidenses y es visto como el paquete completo de herramientas para adueñarse del juego estaba supuesto para comenzar a tocar las puertas de las Grandes Ligas este año al cumplirse su quinta campaña profesional, como los grandes prospectos de su promoción (2015).
Pero su despegue meteórico adelantó las cosas y es hoy el jugador que más aporta en lo que va de temporada, delante de consagradas figuras en su prime como Mike Trout, Mookie Betts, Nolan Arenado, Francisco Lindor o Manny Machado.
A Paddy, quien ha escouteado desde 1993 entre Bravos, Blue Jays y White Sox, se le atribuye haber visto cosas en Tatis que otros escuchas no, pero al parecer hasta él ha quedado sorprendido.
El reporte de MLB Pipeline, la plataforma digital de prospectos de Grandes Ligas, describía a Tatis en el verano de 2015 como un jugador que “ha mostrado un brazo decente y poder bruto al lado derecho”.
Ese reporte de escucha, que hacía más hincapié en que su padre había jugado en la MLB, también agregaba que tenía “acción fluida en defensa y habilidad para batear la pelota. Su swing respetable ha impresionado a los evaluadores y en defensa puede terminar en segunda o tercera”.
MLB reportó que Chicago le dio un bono de US$8250,000 aunque otras fuentes aseguran que fueron US$700,000. Un equipo que lo vio ofreció un máximo de US$450,000, pero DL supo que Tatis padre pedía un millón por el chico, que en ese entonces medía 6’1 y pesaba 170 libras (hoy tiene 6’3 y 217).
“Es que Tatis no estaba tan desarrollado en 2015 o 2016 cuando firmó. Es un ejemplo para que los equipos tomen en cuenta de que hay peloteros cuyo desarrollo es más tarde. Lo que él sí tuvo fue un despegue a los 18 años”, dice Amaury Nina, de la Internacional Prospect League.No jugó con White Sox
Ni siquiera los White Sox lo consideraron como la joya de la corona. El bono mayor lo destinaron al corpulento jardinero Franklin Reyes (6’3 y 235 libras), hermano menor del hoy guardabosque de los Indios, Franmil, a quien entregaron US$1,5 millones. Reyes no juega desde 2017, por problemas en la espalda.
“Marco Paddy vio algo más allá. Allí radica la diferencia entre scouts y un gran evaluador”, escribió en Twitter Carlos Ríos, ex escucha de los Yanquis que fichó a Robinson Canó y Melky Cabrera. “Todos fallamos, todos. Por eso el evaluar jugadores no es tan fácil como muchos pintan. Los 30 equipos sabían que era prospecto… pero qué tipo de prospecto es la clave del scout”.
Ese año hubo 20 prospectos dominicanos que recibieron más dinero que Tatis. De ellos, solo Juan Soto y Vladimir Guerrero Jr., están en la MLB.
Tatis III no jugó un solo partido en ligas menores con los Medias Blancas, un hecho que cada día molesta a los fanáticos del club.
En junio de 2016, antes de debutar con el Great Falls Voyagers en la liga de novatos de Arizona, fue cambiado a los Padres junto al relevista Erik Johnson por el “come innings” James Shields y ya en segundo año mostró su poder con 22 jonrones entre A y AA para en septiembre de 2017 convertirse en la primera selección del draft de Lidom, por delante de Guerrero Jr.
San Diego pudo ganarle tiempo de servicio a Tatis y prolongar su control subiéndolo el 15 de abril 2019 en lugar del 28 de marzo. Pero Machado y Eric Hosmer invitaron en febrero a una cena al dueño del club Ron Fowler, un multimillonario que es el CEO de Liquid Investments Inc., distribuidora de cervezas como Miller, Heineken y Coors. Allí lo convencieron de que debía incluir al dominicano en el equipo grande desde el primer día, lo que lo convirtió en el primer en iniciar el curso con menos de 20 años en las últimas dos décadas.