“Desde hace años me masturbo principalmente con imágenes o fantasías de mí misma. Me imagino tumbada desnuda en la playa, o recuerdo alguna vez en la que me toqué en el baño mientras mis compañeros estaban abajo. Si es otro el que me toca, simplemente no disfruto de la misma manera”. Es la experiencia que relataba para la BBC una mujer que prefería quedar en el anonimato, la de una persona que encarna una manera de vivir la sexualidad muy poco conocida pero real: la autosexualidad.
El artículo, publicado hoy por el El País, pone al descubierto otra posible orientación sexual, para muchos desconocida incluso para algunas sexólogas.
Si bien generalmente ya se admite que las orientaciones sexuales son más diversas de lo que pensábamos, y que no todo se resume en sentirse atraído por el mismo sexo o por el contrario, muchas personas ni siquiera se han parado a pensar en si las preferencias sexuales pueden circunscribirse a la propia persona. Pero sí, resulta que uno puede sentirse atraído por uno mismo y que esto sucede hasta el punto en que nada ni nadie nos excite más que nuestro propio cuerpo.
La autosexualidad va un paso más a la idea de quererse, mimarse, y tener una sana autoestima. Incluso mucho más allá de disfrutar sin prejuicios del placer a solas o de tener más facilidad para llegar al orgasmo en la masturbación que con la pareja. Es la capacidad de tener una relación romántica y sexual con nuestra persona. Puede que hasta en exclusiva.
Ni narcisismo ni masturbación compulsiva
“Igual que los heterosexuales se sienten atraídos por personas de otro sexo y los homosexuales por personas del mismo sexo, los autosexuales se sienten atraídos por sí mismos”, explica la sexóloga Emma Placer, e insiste en que se trata de una orientación sexual en sí misma, pero que suele generar confusión por tener una frecuencia muy baja.
“Es fácil confundir el narcisismo con esta orientación, pero tiene algunas diferencias fundamentales, sobre todo porque el trastorno de la personalidad narcisista necesita publico”. De esta forma, habría que matizar que “un narcisista se quiere mucho y se siente muy especial, pero espera que los demás lo reconozcan, necesita su admiración, es una personalidad arrogante extrema”, explica la experta, y estas características no se dan en los autosexuales, quienes simplemente viven de forma diferente esta área de su intimidad.
También se puede confundir esta admiración de nuestro cuerpo con un caso de masturbación compulsiva, pero Placer aclara que también hay diferencias importantes. En el caso de los autosexuales, “se hace por puro placer, y no afecta a su vida cotidiana, la masturbación no es el centro de todo, simplemente es su manera de tener relaciones sexuales con la persona que más les gusta en el mundo: ella misma”.
¿Es posible tener un romance con uno mismo?
Fue el terapeuta sexual Bernard Apfelbaum quien, en 1989, definió la autosexualidad como la dificultad para sentir atracción sexual por otras personas. Aunque esto no implica necesariamente que no se tengan relaciones sexuales con otras personas, sino que simplemente sus cuerpos no despertarían el mismo deseo. Porque la clave de la autosexualidad no parece estar en el hecho de gustarse uno mismo, sino en que nadie puede superar ese nivel de amor propio.
“Sé que la mayoría de mis amigos se excitan pensando en sus parejas sexuales. Si no están con ellos, se imaginan fantasías con ellos. Para mí es distinto. Sí que disfruto del sexo con otras personas, pero tengo que estar pensando en mí y tocándome para llegar al orgasmo”, explica el testimonio anónimo de la BBC.
La sexóloga Elena Crespi expone que hay autosexuales en los que el componente romántico hacia su persona también tiene su peso, y explica: “A raíz de sentirse enamorada de una misma, el momento de la masturbación es el momento de encuentro íntimo con una misma bajo este sentimiento de amor”. Por esa razón no se trata solamente de gozar de una buena autoestima, o de sentirse especialmente a gusto con el cuerpo, sino que “es un acto de enamoramiento hacia una misma”, añade.
En este sentido, la relación de una persona autosexual puede ir más allá de lo erótico. En otra publicación, la escritora Ghia Vitale narraba así su propia experiencia como autosexual: “Salgo a tomar un café, salgo a pasear por la naturaleza, me visto con lencería y me acurruco a mí misma, o simplemente me siento en la oscuridad y disfruto de mi propia presencia”. De esta forma, la escritora dejaba claro que “como autorromántica, experimento la relación que tengo conmigo misma como romántica. Y como la relación que tengo conmigo misma es romántica, me trato a mí misma como si tratara a un amante. Mi tiempo a solas para mí es esencialmente sagrado”.
¿Y cómo es la relación con los demás?
Crespi insiste en que no tiene sentido “patologizar” este tipo de comportamientos, ya que “no elegimos nuestras orientaciones sexuales, nacemos con ellas”. Por ello es importante que “en el mismo instante en que una persona se identifica como autosexual, como mínimo, respetemos lo que siente”.
La única cuestión en entredicho puede estar en si esta forma de vivir la sexualidad supone alguna dificultad en el día a día de esta persona, principalmente en su forma de relacionarse con los demás. Y es que si todo lo que se salga del modelo heteronormativo suele suponer un trabajo extra para la persona, en el caso de una orientación sexual tan poco conocida, el esfuerzo puede ser mayor. Por esa razón la mayoría de personas autosexuales acude a consulta cuando “le genera malestar más allá de la opinión de los demás, si siente frustración, tristeza, soledad, ante el hecho de que los demás no entiendan su comportamiento”, revela Emma Placer. Lo cierto es que no tiene por qué convertirse en un problema.
De hecho, según la sexóloga, la orientación de autosexual “sería perfectamente combinable con una pareja que entienda nuestra forma de comportarnos sexualmente, y que también la use como recurso y juego. Y también para una persona que no quiera tener pareja, pero con la precaución de que no pierda su vida social, porque necesitamos a los demás para sobrevivir, independientemente de nuestra orientación sexual”. A este respecto, la escritora Ghia Vitale añadía en su relato: “Mi relación conmigo misma no es precisamente primordial porque, ciertamente, me gusta la variedad y me aburriría si fuera mi única amante. Sin embargo, definitivamente ocupo una posición central en mi propia vida amorosa”.