La producción industrial de Brasil bajó un 1.6% en el primer semestre de este año, impactada por el mal resultado de las industrias extractivas, que redujo su actividad un 13.7%, informó este jueves el Gobierno.
La manufactura industrial cayó en el segundo trimestre un 1% frente al igual periodo de 2018, como ya ocurrió en los tres primeros meses de este año (-2.3%) y en el último trimestre de 2018 (-1.2%), según datos del estatal Instituto Brasileño de Geografía y Estadísticas (Ibge).
En los últimos doce meses hasta junio, el resultado también es negativo y arroja una caída del 0.8%.
En junio, el indicador presentó un descenso del 5.9% frente al mismo mes del año pasado y de un 0.6% con respecto a mayo pasado.
En los primeros seis meses de 2019, además de la fuerte caída de las industrias extractivas, también registraron bajadas los sectores de equipamientos de transporte (-11.2%) y productos informáticos (-6.6%), así como el farmacéutico (-4.1%), entre otros.
El resultado refleja la lenta recuperación de la economía brasileña, impactada aún por la grave recesión vivida entre 2015 y 2016, dos años en los que el producto interno bruto (PIB) del país se derrumbó siete puntos porcentuales.
La mayor economía de Suramérica comenzó a despegar en 2017 y 2018, pero de una forma muy débil, pues el crecimiento registrado para cada uno de esos años fue de un 1%.
Para este 2019, el primer año con el ultraderechista Jair Bolsonaro en el poder, tampoco se espera una expansión robusta del PIB.
La economía brasileña creció un tímido un 0.5% en el primer trimestre del año en comparación con los primeros tres meses de 2018, aunque cayó un 0.2% frente al período inmediatamente anterior.
En caso de cerrar un nuevo trimestre en negativo y acumular dos consecutivos de caída del PIB, el país entraría en lo que se considera una “recesión técnica”.
Según analistas consultados por el Banco Central, el crecimiento económico de Brasil será de menos de un 1% (0.82%) para 2019, un dato que contrasta con las perspectivas de principios de año, cuando el Gobierno lo ubicó en el 2.5%.