San Jose. – Cuando las atracciones naturales y las pasarelas de El Salvador acogieron el certamen de Miss Universo en 1975 en el fragor de la lucha global de capitalismo versus comunismo, los militares salvadoreños aprovecharon para ocultar la tenebrosa realidad de miseria y represión política en un país sumido en más de 40 años de regímenes castrenses derechistas de férreo anticomunismo y ofrecieron al mundo una imagen: “El país de la sonrisa”.
El Salvador salió pronto del sueño, despertó a una pesadilla, la sonrisa se apagó y en 1980 estalló una guerra civil que se prolongó por 12 años y dejó un saldo que osciló de 75 mil a 80 mil muertos y desaparecidos, con una alta cuota femenina .
El concurso mundial de belleza volvió a este mes a tierras salvadoreñas y el presidente de El Salvador, Nayib Bukele, podría utilizar la misma tarima mediática global para esconder otra realidad. Aferrado a la discriminación, El Salvador negó garantías básicas de igualdad y seguridad a las mujeres, con la violencia sexual como fuente de victimización y la incesante hostilidad estatal a las trans.
La sociedad salvadoreña continuó sin vías legales para interrumpir el embarazo, aunque sea producto de una violación o de incesto, la vida de la madre esté en peligro o el feto sea inviable por malformaciones incompatibles con su vida. El aparato jurídico interno criminalizó y encarceló a mujeres por sospechas de aborto, penalizado desde 1998.
Bukele rechazó cambiar las leyes de aborto y comunidad trans y se sujetó a su radicalismo… y surgió una ironía.
Acusado de recurrir a su fundamentalismo religioso para asediar a trans, lesbianas, gais, bisexuales, intersexuales y otras preferencias, el gobernante ganó en enero de 2023 la sede de una competencia cuya dueña, la tailandesa Jakapong Anne Jakrajutatip, triunfó como mujer transgénero y reconocida activista internacional por los derechos trans que se sometió a una intervención quirúrgica de reasignación de sexo.
Así como en 1975 se ocultó la represión sociopolítica en El Salvador, en 2023 se tapó la que ocurre contra las mujeres y la diversidad sexual en un escenario idéntico: las alfombras de Miss Universo al albergar su vigésimo cuarta edición—en el régimen de 1972 a 1977 del general Arturo Armando Molina (1927—2021)—y al recibir a la septuagésima segunda, con Bukele al mando desde 2019 y rumbo a reelegirse en 2024 para un segundo quinquenio consecutivo.
Las luces de la competición tampoco esconderán que, según el recuento oficial, 7 mil 841 mujeres fueron asesinadas de 1999 a 2022 en El Salvador. La (no estatal) Organización de Mujeres Salvadoreñas por la Paz, de San Salvador, desarrolló que, anualmente, más de 100 niñas de 9 y 10 años son embarazadas por violaciones.
De ser “el país de la sonrisa”, Bukele “ahora proyecta una imagen del país más segura”, afirmó la filósofa salvadoreña Morena Herrera, presidenta de la (no estatal) Asociación de Ciudadanos por la Despenalización del Aborto, de San Salvador.
Más de 700 niñas quedaron embarazadas “solo en el primer trimestre de 2023 por hechos de violencia sexual” y 2 de cada 3 salvadoreñas reportaron que sufrieron “violencia sexual”, informó Herrera a EL UNIVERSAL.
Herrera aludió a la política de seguridad de Bukele de tierra arrasada. Bukele aprovecharía la exposición global de Miss Universo para difundir a El Salvador, una de las naciones más violentas de América en más de 45 años, como el de mayor seguridad para hombres y mujeres al disminuir los homicidios en 2022 y 2023.
Luego de que, a partir de mayo de 2021 y acusado de autoritario, se apropió de los poderes Legislativo, Judicial y Electoral y los sumó al que consideró en 2019 el del Ejecutivo, Bukele lanzó el zarpazo el 27 de marzo de 2022. Amparado en las fuerzas militares y policiales, el gobernante dictó ese día el estado de emergencia para atacar a las pandillas.
Tras limitar la libertad de prensa y otros derechos, y casi 20 meses bajo ese estado, más de 70 mil hombres y mujeres fueron detenidos desde marzo de 2022 y organizaciones de derechos humanos denunciaron que hubo arrestos masivos arbitrarios. Bukele rechazó repetidamente todos los cuestionamientos en su contra.
Emulando a los militares salvadoreños de 1975, Bukele en 2023 utilizó “la belleza con cánones estereotipados, tradicionales, para proyectar una imagen e intentar que no se vean los problemas de la sociedad salvadoreña”, adujo Herrera.
“Miss Universo tiene contrastes. Su dueña y las concursantes de Portugal y Países Bajos son trans. En El Salvador no se reconoce la ciudadanía a las trans, se niegan sus derechos, prevalece su discriminación en la vida cotidiana y política, han ocurrido trans—feminicidios que están en impunidad total”, agregó.
La mayoría de participantes en Miss Universo provienen de países donde derechos al aborto ya los trans “sí son reconocidos. Las salvadoreñas queremos acercarnos a cómo viven las mujeres en esas sociedades”, destacó.
Solo 11 días después de que, el 19 de julio de 1975, se realizó la ceremonia final, el régimen militar masacró a universitarios y trabajadores en capital e inauguró la práctica estatal de la detención—desaparición forzada. La verdad irrumpió, la fascinación de Miss Universo quedó atrás y, menos de cinco años después, El Salvador se hundió en una guerra civil.
En condiciones sociopolíticas controversiales, y en un país deslumbrado por el glamur y encandilado por el brillo mediático, la final de la competición de 2023 será este sábado por la noche.
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