En la carrera por la exploración espacial y la posible colonización lunar, un equipo de científicos ha dado un paso significativo hacia la posibilidad de cultivar alimentos en la Luna. La noticia más reciente revela cómo chinos investigadores han encontrado la clave para hacer fértil el inhóspito suelo lunar, conocido como regolito, mediante la introducción de bacterias que aumenta la disponibilidad de fósforoun nutriente esencial para el crecimiento de las plantas.
Imaginemos un futuro donde establecer bases a largo plazo en la Luna sea una realidad. En ese escenario, la necesidad de una fuente constante de alimentos se vuelve crucial. Sin embargo, plantar cultivos tradicionales en el suelo lunar no es práctico. ¿Cómo entonces abordamos este desafío? Los científicos están ofreciendo una solución prometedora.
Este emocionante experimentolos investigadores cultivaron un pariente del tabaco utilizando suelo lunar simulado, denominado regolito lunar, en un laboratorio en China. Los resultados fueron asombrosos: las plantas tratadas con tres especies de bacterias exhibieron tallos y raíces más largas, así como racimos de hojas más pesadas y anchas en comparación con las que crecieron en el mismo suelo pero sin la intervención. microbiana.
La clave de este fenómeno reside en la acción de las bacterias, que transformaron el entorno lunar, volviéndolo más ácido. Este cambio de pH bajo provocó la disolución de minerales insolubles que contienen fosfatoliberando así el fósforo esencial para el desarrollo de las plantas. El líder de la investigaciónYitong Xia, de la Universidad Agrícola China de Pekín, destaca que este hallazgo podría allanar el camino para convertir el regolito lunar en un sustrato adecuado para el cultivo de plantas en futuros invernaderos lunares.
En un estudio anterior, científicos estadounidenses cultivaron una hierba con flores en suelo lunar real recolectada durante misiones de la NASA. Aunque la planta creció, no alcanzó la misma fuerza que en la ceniza volcánica terrestre utilizada con fines comparativos. Este resultado sugiere que el suelo lunar podría necesitar ayuda para volverse más fértil, y es precisamente lo que la investigacion china ha logrado con éxito.
Centrándose en la planta Nicotiana benthamiana, comúnmente utilizada en investigaciones, los científicos utilizaron regolito simulado en lugar del real, ya que el suelo lunar auténtico es caso en la Tierra. Utilizaron material volcánico de las montañas de Changbai, en China, para replicar las propiedades químicas y físicas del suelo lunar. las tres bacterias clave en este estudio, Bacillus mucilaginosus, Bacillus megaterium y Pseudomonas fluorescens, demostraron ser fundamentales para obtener resultados beneficios.
el investigador Xia subraya la importancia de este descubrimiento. al plantear la posibilidad de utilizar microbios para convertir el regolito lunar en un sustrato propicio para el cultivo de plantas en futuros proyectos de colonización lunar. Además, destaca la viabilidad económica y científica de esta técnica en comparación con otras propuestas, como transportar suelo hortícola o utilizar sistemas hidropónicos.
Este avance no solo tiene implicaciones para la futura colonización lunar, sino que también
podría desempeñar un papel crucial en la sustentabilidad a largo plazo. En el escenario de establecer bases lunares tripuladas, la posibilidad de cultivar alimentos y producir oxígeno a través de las plantas se convierte en una pieza clave del rompecabezas.
El estudio propone la idea de invernaderos lunares como una solución práctica para satisfacer las necesidades de alimentos y oxígeno de las futuras tripulaciones humanas. Las plantas, a través de la fotosíntesis, producen oxígeno como subproducto, ofreciendo así una fuente sustentable de este gas vital.
A medida que contemplamos el futuro de la exploración lunar, estas investigaciones nos llevan un paso más cerca de convertir la ciencia ficción en realidad. La posibilidad de una agricultura lunar sustentable no solo alimentará a nuestras futuras colonias en la Luna, sino que también representa un logro significativo en nuestra búsqueda de la autosuficiencia fuera de la Tierra.
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