Cuatro claretianos españoles ayudaron a salvar entre 1940 y 1944 en París a un centenar y medio de judíos, la mayoría sefardíes, de la persecución nazi. Un bautismo falso proporcionaba la oportunidad de escapar del horror y huir de Francia. Una historia de solidaridad que ha permanecido en el más absoluto secreto. Hasta ahora.
La pequeña comunidad española de misioneros claretianos en París selló sus labios durante 80 años y guardó un secreto que ayudó a salvar la vida de 155 personas durante la ocupación nazi de Francia entre 1940 y 1944. Ubicada en la estrecha calle de la Pompe, número 51 bis, a media hora a pie de la Torre Eiffel, la iglesia de la Misión Católica Española atesora en un minúsculo armario centenares de partidas de bautismo falsas que cuatro sacerdotes de la orden escribieron y firmaron para evitar que el Gobierno de Vichy arrestase a decenas de familias judías.
Impregnados con un intenso olor a polvo y abandono, esos tomos son una prueba de cómo Gilberto Valtierra, Joaquín Aller, Emilio Martín e Ignacio Turrillas pusieron en peligro sus vidas tras acoger a esas personas y facilitar que, con esos nuevos documentos, pudiesen huir del país o garantizarles cierta protección ante las frecuentes deportaciones a campos de concentración y exterminio. Ocho décadas después, el secreto de los falsificadores de Dios rompe las cadenas del silencio y ve por fin la luz.
Testigos de lo ocurrido solo quedan los muros de piedra de la iglesia y los intrincados pasillos que todavía conectan la parroquia con el convento. Cuando uno pasea por aquel lugar, atraviesa la amplia nave de la parroquia, observa la estatua de san Juan de la Cruz o rebusca en los libros de la biblioteca, no puede evitar imaginar el recorrido que estas familias judías tuvieron que realizar junto a estos curas para conseguir un papel que les sirviera de escudo ante las persecuciones. ¿Entraban por la pequeña puerta verde lateral de la fachada que da directamente con el convento? ¿Lo hacían de noche? ¿Firmaban las partidas en la gran mesa de madera que hay en la sacristía? ¿O por el contrario se escondían en la capilla de la cripta para hacerlo? Cuando se pregunta a los que habitan hoy la misión, la respuesta se repite: “No lo sabemos. Todos los de aquella época ya murieron”. ¿Cómo consiguió entonces despertar esta historia del olvido?.
Fue una pequeña confesión en una cafetería del centro parisiense en 2018 lo que llevó a un historiador de 26 años, Santiago López Rodríguez, a tirar de un fino hilo y rebuscar en el pasado para saber qué pasó en realidad en aquella iglesia de curas españoles. “Estaba investigando para mi tesis doctoral la labor de la diplomacia española durante el Holocausto en el archivo del consulado y haciendo entrevistas a supervivientes y familiares de víctimas del exterminio nazi. Mientras tomaba un café con Alain de Toledo, hijo de un deportado del campo de Royallieu-Compiègne, este me contó que a sus padres les falsificaron unas partidas de bautismo en una iglesia española en París para ayudarlos a huir a España”, explica López, profesor de la Universidad de Extremadura. De Toledo no le especificó nada más y, hambriento de curiosidad, el historiador se dirigió a la Rue de la Pompe.