Vuelven a sonar los tambores de guerra en Reino Unido. Hace apenas un año, Rishi Sunak se convertía en primer ministro con el objetivo de acabar con la crisis política y social en la que se había instalado el país. Casi 12 meses de una cierta estabilidad que han saltado por los aires abruptamente. Y la causa tiene nombre y apellido: Suella Braverman.
Fue nombrada secretaría de Interior por la brevedad Liz Truss, que estuvo al frente del país durante poco más de un mes, y Sunak decidió mantenerla en el cargo. La idea era realizar pocos cambios en un momento especialmente delicado en Reino Unidocon tres primeros ministros en dos meses y con el fallecimiento de la reina isabel ii tras 70 años de reinado.
El mandato de Braverman, perteneciente al ala dura de los conservadores, ha estado marcado por las polémicas. Pese a ser hija de inmigrantes, ha tenido un discurso muy duro con la política migratoria. Entre sus propuestas más controvertidas, están sus prisiones flotantes o la deportación de solicitantes de asilo a Ruandaalgo que el Tribunal Supremo del país ha terminado declarando ilegal.
Sus críticas a la policia metropolitana, a la que acusó de favorecer a los manifestantes propalestinos, terminaron de firmar su sentencia. Sunak, ya asentado en el cargo, decidió destituirla y reformar su Gobierno para darle un enfoque más centristacon la incorporación del ex primer ministro, David Cameronen la cartera de Exteriores.
Pero Braverman no se ha quedado de brazos cruzados. En lugar de echarse a un lado, le ha declarado la guerra un antiguo jefe. En una durísima carta de despedida le ha acusado de traiciónle ha recordado que no ha sido elegido por las urnas y le ha culpado de los fracasos electorales recientes de los ‘tories’.
«Alguien tiene que ser honesto: el plan no está funcionando, nos estamos quedando sin tiempo y Necesitamos urgentemente un cambio de dirección.«, ha señalado.
Un ataque directo que busca cuestionar el liderazgo de Sunak, agitar a los sectores más a la derecha del partido y erigirse a sí misma. como la alternativa a ese supuesto Gobierno que no funciona. Una disputa interna, en definitiva, que puede debilitar aún más a un partido que ya de por sí está muy debilitado.
En este sentido, la ideología de la ministra del Interior destituida es similar a la de Donald Trump, dando mucha importancia al control de las fronteras oa los mensajes populistas para atraer al electorado. Con su último movimiento, Sunak intenta alejarse de este tipo de movimientos tan presentes en el mundo en los últimos años y que en Reino Unido también tuvieron cabida Estafa a Boris Johnson.
¿Lo pueden soportar los ‘tories’?
El pulso ya está lanzado y ahora solo queda comprobar la fuerza que tienen Braverman y sus postulados dentro de las filas conservadoras, pero lo cierto es que una nueva lucha puede ser muy destructiva para una formación casi bicentenaria que vive uno de sus peores momentos en la historia.
El Partido Conservador ha marcado los dos últimos siglos de la política del Reino Unido, pero sus errores en la última década le han llevado a una situación límite. primero, con el referéndum del Brexit, algo que no era demandado por la mayor parte de la sociedad, pero que David Cameron permitido con el objetivo de salir reforzado.
La sorpresiva decisión, con la victoria a favor de la marcha del Reino Unido de la Unión Europea, ha tenido graves consecuencias económicas y sociales. Más de ocho años después de la consulta, un 57% cree que fue un errorfrente al 33% que piensa que fue la decisión correcta.
Tras el Brexit, gobernó Teresa mayoque dimitió tras perder el control de su propio Gobierno, Boris Johnson, que dimitió por sus polémicas y tras perder el apoyo de sus compañeros de filas, Liz Truss, que estuvo poco más de un mes tras el fracaso de su política económica, y Sunak.
Menos de una década caracterizada por las traiciones y los motines en las filas ‘tories’ y una decadencia imparable de un país que en épocas anteriores de su historia llegó a gobernar medio mundo.
La gran pregunta que surge es si el Partido es capaz de soportar una nueva lucha fratricida internaen este caso entre Sunak y Braverman después de estos años tan críticos para el país.
Y aunque fuera capaz de conseguirlo, que no es descartable, la segunda cuestión es cuánto tiempo va a tardar la sociedad británica en volver a confiar en ellos. Las encuestas repiten desde hace muchos meses los mismos datos: una derrota durísima y sin paliativos para los conservadores.
Según Ipsosla intención de voto en octubre de 2023 era un 44% para los laboristas frente a un 24% de los conservadores. Si hablamos de Sunak, solo el 22% tiene una opinión favorable, con un 51% que la tiene desfavorable. Desde luego, no son números para pensar en la victoria.
La única salvación que pueden tener los conservadores a corto plazo es tener un partido unidocon todos remando en la misma dirección, y con un gobierno fuerte que deje de lado las disputas y se centre en los problemas del país.
De lo contrario, la formación seguirá debilitando y correrá el riesgo de terminar en la irrelevancia política. Los ‘tories’ deben decidir hacia dónde se dirigirán.
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