Las pandillas en Haití controlan gran parte del país y la gente se queda sin combustible y alimentos

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Puerto Principe.- Haití — Las pandillas han tomado los puertos de Haití y detienen los cargamentos de combustible. Los hospitales están a punto de cerrar porque los generadores se quedan sin potencia, lo cual pone en peligro la vida de cientos de niños. Las torres de telefonía celular se quedan sin energía, por lo que algunas zonas del país han quedado aisladas. Y, cada día que pasa, empeora la grave crisis de hambre.

Después del asesinato del presidente, de un terremoto y una tormenta tropical, una nueva crisis sacude a Haití: una tremenda escasez de combustible está llevando al país al borde del colapso porque las pandillas, no el gobierno, tienen el control de más o menos la mitad de la capital del país.

Como las pandillas controlan los camiones que transportan combustible, los conductores se niegan a ir a trabajar, lo que desencadenó una huelga de transportistas a nivel nacional, una situación que ha paralizado a un país que depende de los generadores para producir buena parte de su energía eléctrica.

Esto solo es el resultado más reciente de la inseguridad que afecta al país, este mes, una pandilla secuestró a dieciséis estadounidenses y un canadiense pertenecientes a un grupo misionero de Estados Unidos y exigió 17 millones de dólares de rescate. Las autoridades saben dónde tienen a los rehenes, pero no pueden entrar a ese vecindario controlado por la pandilla porque la policía está en total desventaja.

En una cruda demostración de cuán comunes son los secuestros, hace poco secuestraron a un pastor haitiano-estadounidense que fue liberado el lunes. Los activistas en derechos humanos afirman que lo peor es que al ministro de Justicia del país se le acusa de haber conspirado con una pandilla para secuestrar al pastor, lo que es un ejemplo extremo de la participación del gobierno en la violenta decadencia del país.

“Yo espero lo mejor para Haití, pero sé que no mejorará”, dijo Rousleau Desrosiers, mientras veía a su hijo recién nacido respirar con la ayuda de aparatos en un hospital cuyo generador se quedará sin combustible en unos cuantos días. “Haití solo retrocede. Nuestra única marcha es la reversa”.

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