El parque alberga las instalaciones deportivas construidas para los Juegos Panamericanos del 2003
Desde que asumió su cargo como administrador del Parque Mirador del Este hace tres años, Julio Balbuena reconoció que no iba a ser una tarea fácil dotar de un nuevo rostro este complejo. Tras realizar un levantamiento de los retos en ese entonces, este experimentado basquetbolista puso manos a la obra, y actualmente los cambios son notables.
Antes del 2000, el Parque era uno de los más preciados pulmones del Gran Santo Domingo, sin embargo. su vegetación mermó debido a la decisión de construir allí parte de las instalaciones para los Juegos Panamericanos de 2003.
Aunque la pérdida de árboles es evidente en comparación con su estado anterior y se ve hoy día amenazada por la construcción de una terminal de autobuses interurbana por parte de Obras Públicas, las autoridades del parque luchan por mantener un equilibrio entre la ecología y el deporte en esta zona de 600 hectáreas.
“El área verde del parque ha sido reforestada en varias ocasiones, para intentar preservar el propósito por el cual fue construido: ser un área verde que ayude a mantener armonía climático en esta zona oriental de Santo Domingo”, apunta Balbuena, al tiempo que asegura que aunque no se puede resarcir lo que a nivel ambiental representó la construcción del espacio deportivo hace 16 años, “no tenemos más opción que trabajar con lo que tenemos, y mejorarlo”.
Recuerda que los principales problemas que encontró, a principio de su gestión, estaban relacionados con la basura, “que estaba esparcida por todo el área, especialmente en la zona verde. Además nos enfrentamos a esas personas que querían utilizar el parque para enseñar a conducir. Tuvimos que ponernos fuertes y encarar la resistencia que provocaban esos cambios”. Ahora, el parque cuenta con zafacones cada 60 metros “para que la gente no tenga excusas”.
El Mirador del Este, que es una dependencia del Ministerio de Deporte, ha sido objeto de una suerte de renovación que en términos simples es descrito por Balbuena como “un remozamiento colorido”. “Lo primero es que los bancos que fueron utilizados para los Panamericanos, que estaban abandonados y en muy malas condiciones, los hemos restaurado con diversos colores y reubicado en zonas estratégicas del parque para que la gente pueda disfrutar más”, indica.
Varios de estos bancos también fueron utilizados para crear el “Bulevar del Mirador del Este”, un trayecto de aproximadamente un kilómetro constituido por mesas y bancos resguardados por las sombras de los árboles. “Esta es un área exclusivamente para que la gente pueda sentarse a disfrutar del ambiente natural que tenemos. Por ahí no transitan vehículos”, dice Balbuena.
El Mirador cuenta con un Pabellón de Voleibol, un campo de fútbol, el pabellón de Halterofilia Dr. José Joaquín Puello, un estadio de hockey sobre césped, canchas de tenis de campo, el pabellón de tenis de mesa, un campo de tiro de arco, un pabellón de gimnasia, de balonmano, entre otros. De estos, el de gimnasia, tenis y balonmano se han estado interviniendo.
Una de las modificaciones más recientes fue realizada en las distintas canchas del Parque, las cuales actualmente están dotadas de aros de metal que se pueden colocar y desmontar sin dificultad, “para que los más grandes no los rompan o sean robados”.
Una de las iniciativas que ha implementado Balbuena, para aquellas personas que no pueden realizar deportes de alto impacto, son los puntos “Cuida tu salud”, desarrollados por los Programas Especiales de la Presidencia (DIGEPEP), en donde las personas tres veces a la semana reciben clases de aeróbicos y asesoría alimenticia de entrenadores.
“Antes este Mirador era muy solitario y no tenía ni siquiera seguridad. Ahora, con todas las modificaciones que se han venido haciendo desde hace varios años, tenemos un espacio totalmente diferente. En el que la gente puede venir a pasar el rato con protección y más tranquilidad”, señala.
La iluminación sigue siendo un problema
La poca iluminación es uno de los temas que busca solucionar Julio Balbuena. “La gente quisiera quedarse aquí hasta tarde, pero sabemos que es imposible porque todavía estamos enfrentando la problemática de la poca iluminación. Estamos enfocados en solucionarlo”, dice. Asimismo, advierte que otro de las preocupaciones que tienen, “y que es compartida por gran parte de la población, es la amenaza que representa la construcción de una terminal de autobuses en terrenos del parque”. Tras la decisión de detener la obra el año pasado, cuando el Tribunal Superior Administrativo aseguró que Obras Públicas inició los trabajos sin antes proveerse de los permisos de uso de suelo ni de los estudios de impacto ambiental que establecen la ley 64-00 sobre Medio Ambiente y Recursos Naturales ni la ley 176-07 del Distrito Nacional y los municipios, la obra fue reiniciada justo este mes. “Es la parada de la discordia. El impacto ambiental que tiene es grande”, resume.