El jefe del Parlamento, Juan Guaidó, reconocido como presidente interino de Venezuela por más de 50 países, volvió a hablar este sábado de una posible cooperación militar con EEUU, cuando apenas unas cientos de personas en todo el país atendieron su llamado a protestar que pretendió ser masivo.
Frente a decenas de simpatizantes que se reunieron en una plaza del este de Caracas, Guaidó informó que ha pedido a su representante diplomático en EEUU, Carlos Vecchio, reunirse con el Comando Sur de ese país para coordinar una posible cooperación ante la crisis nacional.
“Hemos instruido a nuestro embajador Carlos Vecchio que se reúna de inmediato y como se vio a través de Twitter con el Comando Sur y el almirante para poder establecer relaciones directas en materia de cooperación”, dijo.
Reiteró que junto a gobiernos aliados, liderados por Estados Unidos, mantienen “todas las opciones” sobre la mesa en la búsqueda de una solución a la crisis que incluya, según dijo, la salida del poder de Nicolás Maduro a quien considera un mandatario ilegítimo.
El líder opositor explicó que esta reunión también busca “lograr la presión necesaria” para poner fin a la llamada revolución bolivariana, en el poder desde 1999.
“En todo momento he hablado de cooperación (porque) la intervención en Venezuela ya existe”, prosiguió al denunciar la supuesta participación de cubanos en la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB) y la presencia en el país de la guerrilla colombiana Ejército de Liberación Nacional (ELN).
Las declaraciones de Guaidó se produjeron 48 horas después de que el jefe del Comando Sur de EEUU, Craig Faller, publicara un mensaje en Twitter en el que se ponía a la orden del opositor venezolano.
“Cuando me invite Guaidó y el gobierno legítimo de Venezuela vamos hablar sobre nuestro apoyo a aquellos líderes de la (FANB) que tomen la decisión correcta, que respeten a los venezolanos primero, y se restaure el orden constitucional. Estamos listos”, indicó el almirante.
Guaidó dijo que su país ya pasó la “línea roja” para requerir cooperación militar extranjera, aunque destacó que el mecanismo depende de los países que decidan prestar ayuda en esta materia.
Sin embargo, este sábado remarcó que lograr el cese de la usurpación que considera hace Maduro de la Presidencia “va a depender de los venezolanos, de la fuerza que hemos ejercido en las calles en todo momento”.
“La opción no es quedarnos en casa esperando. Es mantenernos exigiendo nuestros derechos en la calle”, expresó frente al total de simpatizantes que lo escuchaban y que estaban lejos de sumar un millar.
El equipo cercano a Guaidó anunció ayer que se estaban organizando unas 120 manifestaciones en toda Venezuela para repudiar la “persecución” contra los 10 diputados que el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) acusa de rebelión.
No obstante, los mismos partidos políticos que se oponen a Maduro han dado cuenta de menos de una decena de manifestaciones en estados como Monagas, Carabobo, Trujillo, Lara y Zulia; todas con menos de un millar de asistentes.
El TSJ acusó esta semana a 10 diputados de “traición a la patria, conspiración, instigación a la insurrección, rebelión civil, concierto para delinquir, usurpación de funciones, instigación pública a la desobediencia de las leyes y el odio continuado”.
Esto, según el Supremo, por haber apoyado el efímero levantamiento que el pasado 30 de abril encabezó Guaidó.
El diputado venezolano Juan Andrés Mejía, uno de los procesados, dijo este sábado a Efe, desde la clandestinidad, que está tomando medidas de seguridad para evitar ser un “rehén de la dictadura”, luego de que la Justicia pidiera dejarlo sin inmunidad parlamentaria.
El diputado cree que, aunque hasta ahora los organismos de seguridad no han ido a buscarlo a su residencia o lugar de trabajo, el riesgo de detención es inminente, especialmente luego de que el número dos del chavismo, Diosdado Cabello, asegurara que aumentará la cifra de legisladores tras las rejas.
Mejía aseguró que mantuvo contacto con los colegas que están en la misma situación jurídica, tres de ellos refugiados en embajadas y uno exiliado en Colombia, y todos están “convencidos de que estamos haciendo lo que nos corresponde”.
“Ninguno arrepentido de lo que hemos hecho, que no ha sido otra cosa que defender la Constitución, ninguno con dudas acerca de qué debemos hacer, que es seguir luchando y todos firmes con la convicción de que esto va a cambiar”, sostuvo.