“República Dominicana, País Turístico”, llega al Centro Cultural Perelló, en Baní

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Citando al ensayista y moralista francés,  Joseph Joubert, “Lo que sorprende, sorprende una vez; pero lo que es admirable, lo es más, cuanto más se admira”, así de admirable y exuberante es la belleza tropical característica por sus colores, sabor, la calidez y lo perfumada del campo; tan dinámica Quisqueya La Bella, República Dominicana; tierra de mulatos y blancos, de poetas y soñadores, de azulado larimar y un exclusivo verde esmeralda.

Así lo justificó, con una conferencia imperdible y enjundiosa, la directora de promoción turística nacional del Ministerio de Turismo (MITUR), Milka Hernández, quien recorrió toda la geografía nacional con un actualizado e interesante caudal de conocimientos y experiencias desprendidas de su pasión turística, dirigida a hacedores de opinión, de contenidos, comunicadores y periodistas banilejos, como parte de su responsabilidad social conexada al ministerio que representa.

Entre los hilos conductores, Hernández, examinó con su ponencia los puntales de por qué República Dominicana, a cabalidad, es un mágico y único destino que anualmente, atrapa a siete millones de turistas que arriban al país en crucero y avión, como parte del proceso de diversificación del turismo contemplando la economía, el impacto del intercambio cultural, la inclusión del turista a las comunidades y el novedoso turismo alternativo (de medioambiente y aventuras).

Siendo vocera autorizada del turismo y su promoción nacional, motivó sobre la revalorización del patrimonio cultural dominicano, reafianzar el nacionalismo y patriotismo como salvaguarda y defensa de los valores patrióticos -poniendo en valor- la artesanía como expresión idiosincrásica que retrata el mestizaje racial, la caña de azúcar y ron, las herencias étnicas, gastronómicas, la música y el baile, la literatura y la pintura del pueblo llano.

Otros tópicos abordados resaltan la toponimia de vocablos arahuacos o taínos, geopolítica, demografía e historia precolombina de la Hispaniola, la cultura religiosa y sincretismo propio del “encuentro de dos mundos”, Europa y América, como carta de presentación que expone más de 200 monumentos emblemáticos de los momentos relevantes e históricos del país, sus 27 primicias, a las que calificó de inigualables e irrepetibles.

Con un auditorio, sorprendido tras cada ilustración, conformado por la Asociación Dominicana de la Prensa Turística (ADOMPRETUR), filial Peravia, y la participación del presidente nacional, Luis José Chávez;  la especialista en mercadeo turístico desplegó un informe como tal papiro antiguo, que en su añalejo, atesora con celos un manjar educativo; forjador de un exhaustivo glosario de turismo, enriquecedor para el léxico y bagaje intelectual de los expertos en prensa turística  como constructores de pensamiento crítico y embajadores autóctonos.

Impensable, que siendo la “imaginación el ojo del alma”, esa misma imaginación sin conocimientos, sería como tener alas, sin tener pies. A lo que se traduce, que poseer mangles, restaurantes típicos de paso, hoteles, cabañas, ríos y lagos, playas y lagunas, montes y picos sin preservación, es arar en el mar. Que la “calidad del servicio al cliente”, se convierta en el pasaporte de “boca en boca”, anhelar regresar y recomendar un destino: es su acreditación a la posteridad.

Y en ese sentido, la directora insistió en la importancia de la -Cultura Turística- como garantía de permanencia y difusión de la puesta en valor de riquezas y recursos inherentes a las comunidades rurales y pre-citadinas, de las provincias; municipios, distritos, secciones, parajes y barrios dominicanos, hilvanando ideas entre el sentir, vivir y actuar del pueblo dominicano, como sello de personalidad.

Reiterando que en cada rincón del país existe un personaje, una plaza, un busto, una estatua, un mural pintoresco, avenida o iglesia adornada con frescos que además de su devoción, representa el antepasado quisqueyano, sus defensas, valentía, prohombres y héroes.

Enchufada a un público ávido de saberes respecto al sistema dominicano más pujante de la economía, el turismo; Milka al dedillo describía los atributos arquitectónicos de las 31 provincias, que en menos de dos horas, desmenuzó sus cuatro puntos cardinales (Norte, Sur, Este y Oste).

Desenlió incógnitas como la existencia de dos polos magnéticos en Barahona y Jamao al Norte, la importancia de la veintena de parroquias o distinguir entre santuario o monumento religioso, elementos del Turismo Religioso, situándonos en el menú ecuménico.

Entusiasmada animó visitar Quija Quieta; es un homenaje al maíz, alimento de dioses”, añadiendo Nalga e’ Maco, Catanamatías, Derrumbao, tres únicos relojes coloniales como herencia del imperio español, un centro de interpretación de la sal, dos basílicas menores, una en Higüey, Nuestra Señora Virgen La Altagracia; recibiendo a 250 mil turistas anuales y una Catedral Primada de América, un Yucayeque-Macao o representación de una comunidad indígena a escala real, en La Altagracia, algunos anzuelos culturales de La Bella.

Estando aquí, en Baní, edificó a los periodistas turísticos explicando que creada en 1996, próxima a Matanzas, “La Reserva Científica Monumento Natural Félix Servio Ducoudray”, conocida como La Dunas, está compuesta por arenas finas y bien seleccionadas, ricas en cuarzo y feldespatos, cuya alimentación procede de los sedimentos arrastrados desde el arroyo Bahía, desembocando a 5 kilómetros desde el río Baní, confluyendo a 12 kilómetros e inclusive desde la desembocadura del río Nizao, a unos 25 km de distancia.

Por ubicarse originariamente en una sobresaliente zona de Palma Manacla o Sierra, “El Manaclar”, una montaña localizada en Baní, es un mirador hermoso que avista al Sur, el Cibao y hasta Punta Cana, con vista de 180º, siendo un atractivo poco conocido y aclimatado a 12º grados centígrados, a tan solo 45 minutos desde Santo Domingo.

“Tiene una condición de destino especial para el turismo de montaña y el desarrollo inmobiliario, como valor agregado su temperatura todo el año es comparable  a la de Jarabacoa, Hondo Valle  y Constanza”, comparó”,  sobre la -Prestoea Montana-, nombre científico del alegórico árbol nativo de las Antillas mayores y América del Sur; regalando al hombre un racimo del fruto Palmito o Palmillo.

Otros llamativos inigualables banilejos a promover y ofertar al turista y visitante local, son la Bahía de Las calderas, Playa Salinas, el  río y la playa de Nizao, Punta Salinas, Los Almendros, Las Yayitas, Playa Sombrero, la Casa de Máximo Gómez, también los proyectos: Los Corbanitos, desarrollado por GRUPO PUNTACANA, y Puntarena,  identidad e impulsores ecoturísticos, gastronómicos, culturales, de historia, economía y sociopolítica dominicana.

Enfatizó la riqueza frutal y la oportunidad turística-comercial desprendida del –mango-, considerado un símbolo de dominicanidad, y entendiendo que no solo su feria anual es capitalizable, también otras variedades culinarias y artesanales que aportarían al turismo endémico, el reconocimiento mundial de comestibles naturales como el coco (coconut-cocotero), y su refrescante agua, un delicioso consumo orgánico, de su masa blanca y suave, jugosa y Sali-dulce.

Siguió detallando los encantos del El Seibo, Hato Mayor, San Pedro Macorís, La Romana y La Altagracia. Aclaró que el altiplano del Pico Duarte, -el punto más alto del país y Las Antillas Mayores-, pertenece geográficamente a San Juan de la Maguana, a pesar de situarse entre el -Cerro La Pelona y el valle de Lilís-, al igual que el Salto La Jalda, en El Seibo, el más alto de Latinoamérica, con 220 metros de caída, según reportes del Consejo de Desarrollo y Productividad (CODEPRES), recursos naturales con esencia aventurera y de recreación.

Reconocido como el destino líder del turismo en el Caribe, República Dominicana, es un –país turístico- por la importancia de sus destinos y polos turísticos, el incentivo de la inversión y nivel de desarrollo, recibimos más de un millón de turistas por crucero llegando a nuestros puertos.

“Aquí el turista llegaba por sol y playa, ahora existe una diversificación de la oferta turística desarrollando el potencial de otros productos: congresos MICE, de lujo o donde las parejas celebran sus bodas, el ecoturismo, que hoy es sostenible de sus comunidades, además de la cultura y gastronomía”, sostuvo.

Para la economía el turismo es vital porque la abundancia de divisa se distribuye entre los orfebres, artesanos, ebanistas, artesanos, cocineros, costureros, diseñadores, carnavaleros y todos los que complementan la producción nacional con su quehacer desde la industria o el trabajo manual creando mercancías de primera necesidad y generando empleomanía directa sobre 400 mil colaboradores, e indirectos, 600 mil; a juicio del expertis de la ponente.

Del turismo inclusivo dijo que las personas con discapacidad, también tiene su espacio en centros turísticos con senderos ambientados por sensores para sensibilizar a la integración de personas con deficiencias auditivas y de la vista, pudiendo tocar y aprovechar los contenidos y sonidos recreados en acuarios, museos y jardines botánicos, valorando la prominencia ecológica y natural del Jardín Botánico Nacional de Santo Domingo, Dr. Rafael María Moscoso, y del Janico y de Santiago; exhibiendo espesura con base en vegetación silvestre preservada.

República Dominicana, actualmente, es un paraíso obligado en la agenda de “viajes y experiencias vernáculas”, fortificando su oferta turística con la expansión de elementos y estrategias que fecundan en nuestros turistas un halo sorpresivo y emocional, sin embargo, hace días analizo mi felicidad y lo ufanada de nacer y vivir en “Quisqueya La Bella”, La Bonita, La de Tatica, La del acordeón, “en modo turismo, sin parangón”.