La Oficina Nacional de Estadística (ONE) publicó el estudio “Medición del Aporte de la Mujer en las Actividades Agropecuarias en República Dominicana”, con la colaboración y asesoría técnica de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO). El objetivo de esta investigación era identificar y describir las formas de participación de las mujeres en las actividades agropecuarias, tanto desde la perspectiva de la gestión y de la toma de decisiones tecnológicas y comerciales en las parcelas, como en su rol de trabajadoras familiares o contratadas.
El estudio arrojó que existe una cantidad considerable de mujeres (25 % de las personas encuestadas) dueñas o propietarias de tierras, pero al mismo tiempo se identificó que muchas de éstas no son las productoras principales, a pesar de participar en la toma de decisiones y en las labores dentro de la explotación.
Esta investigación también reflejó que las mujeres rurales trabajan en condiciones de desventaja respecto a los hombres presentando una mayor dificultad para el acceso a la tierra, el crédito, su participación en la toma de decisiones, capacitación técnica especializada, así como contar con insumos agrícolas y otros servicios que ofrece el Estado.
La directora nacional de la ONE, Alexandra Izquierdo, expresó que ser la dueña o propietaria de la tierra representa una puerta de entrada a diferentes escenarios de liderazgo, como ser beneficiada con programas específicos de capacitación; pertenecer a agrupaciones o asociaciones comunitarias orientadas al desarrollo local; acceder a créditos y facilidades bancarias y ejercer distintas formas de negociación, principalmente para el desarrollo de las explotaciones.
A través de este estudio, se sistematizaron las diversas tareas que realizan las mujeres rurales dentro de la explotación (siembra, supervisión de personal, atención de animales, preparación de alimentos), el hogar (cuidado de menores y envejecientes, preparación de alimentos, limpieza) o fuera de la explotación (costura, ventas, empleos formales e informales, estudios, actividades comunitarias) a través de un mapa laboral con los resultados de las entrevistas cualitativas; lo que evidencia la labor incalculable y el aporte invaluable que realiza la mujer rural a la agropecuaria nacional.
Contar con esta información para el análisis de género es importante, ya que contribuye con la identificación de ciertos tipos de labores, tales como: cuidado de los nietos y tareas derivadas, una carga adicional de trabajo y de tiempo para las mujeres mayores, aumentando la posibilidad de deterioro en su salud.
”Es imperante profundizar más sobre las estadísticas agropecuarias con enfoque de género, necesarias para fundamentar acciones de igualdad económica y productiva, empoderamiento individual y autonomía económica”, destacó la Directora Nacional de la ONE. .
Los resultados arrojaron que la capacitación de los propietarios y propietarias en temas agrícolas, destinada a pequeños y medianos productores, es poco común, por lo cual el trabajo agrícola se aprende de manera empírica y los conocimientos pasan de una generación a otra.
El examen sobre la estructura de los hogares de las personas productoras entrevistadas permitió establecer un perfil básico de esos hogares que, en su mayoría, eran nucleares y extendidos: en el 61 % de las explotaciones visitadas había al menos un hogar; 34 % no tenía ni vivienda ni hogar, y 5 % tenía vivienda, pero sin hogar residente.
El levantamiento de los datos posibilitó la identificación de una considerable cantidad de mujeres propietarias con título, siendo inquietante saber que muchas ejercían un derecho seguro sobre su tierra pese a no existir un título formal, mostrando otro tipo de documento legal, principalmente actos de venta o similares, con un peso legal al menos dudoso respecto al legal.
Vía:diariolibre.com