La autoestima se refiere al conjunto de percepciones, juicios, pensamientos e imágenes que se tienen de uno mismo. Es decir, es la visión subjetiva de uno mismo, sus cualidades, capacidades y formas de sentir o pensar. Esta autovaloración es de suma importancia ya que de ella depende gran parte de la realización del potencial personal y logros en la vida. Las personas que se sienten a gusto consigo mismas, son capaces de enfrentar y resolver retos y responsabilidades, mientras que aquellos que se infravaloran suelen autolimitarse.
Este concepto de uno mismo se va desarrollando a lo largo de la vida en base a las experiencias y sentimientos que van aportando una sensación de valía o incapacidad. Desde la infancia, se forman las ideas de ser seres distintos a los demás y de ser aceptados o rechazados. Luego a medida que vamos creciendo los éxitos y los fracasos generan emociones agradables o desagradables que van forjando la autoestima.
La autoestima es algo que va más allá del reconocimiento de los aspectos positivos, pues también supone la aceptación de los aspectos negativos. Para desarrollar una adecuada autoestima es imprescindible aceptarse tal como uno es, con virtudes y defectos, sin estar valorándose continuamente ni comparándose con los demás. Conlleva la autoaceptación, el autorespeto, el perdón hacia los propios errores y defectos y la seguridad en uno mismo, sin pretender tenerla en todo momento. Una persona solo se puede querer a sí mismo cuando admite sus defectos y limitaciones como un aspecto natural del ser humano. Dicho enfoque, le permite fracasar y sentirse desilusionado por ello, pero sin perder el respeto propio y sin que el fracaso suponga deterioro en su valía personal.
El trabajo para mejorar la autoestima supone primeramente de un cambio de actitud. Es necesario ser más tolerantes con uno mismo, permitirse los fallos y los defectos, plantearse metas realistas y no estar constantemente comparándose con los demás. A pesar de que es un trabajo que requiere de mucho esfuerzo, existe una estrecha relación entre la autoestima y el estado de ánimo de tal manera que cuando existe una adecuada autoestima, viene acompañado de un sentimiento de bienestar y mejor estado de ánimo y viceversa.
Formas de trabajar en la autoestima
- Centrarse en lo positivo: Enfocarme en las características positivas que tengo, apreciarlas y valorarlas sobretodo cuando me autoevalúo.
- No generalizar a partir de las experiencias negativas: Aceptar que puedo tener fallos en ciertos aspectos, pero esto no quiere decir que todos los aspectos de mi vida son desastrosos.
- No compararse: Todas las personas somos diferentes y poseemos diferentes cualidades tanto positivas como negativas. Aunque en algunos aspectos nos podamos ver “peor”, en otros aspectos somos “mejor”.
- Aceptarse a sí mismo: Entender y aceptar que aún con mis cualidades y defectos soy una personas importante y valiosa.
- Hacerse consciente de los logros personales: Reconocer en mí mismo los logros que he obtenido en diferentes aspectos de mi vida y la capacidad que tengo de hacer cosas bien en determinados ámbitos.
Autora: Elisa Roldán G. – Psicóloga Clínica