Por Julio Martínez Pozo
Hemos vivido una semana que en lo noticioso ha sido de brinco y espanto. El personaje lo ha sido Yamil Abreu Navarro, aunque otros acontecimientos desplazaran momentáneamente el enfoque. Se trata de un personero solicitado en extradición por los Estados Unidos, después de haberle documentado por lo menos tres expedientes de narcotráfico de los envíos que dirigía hacia ese país, vinculado al cártel de Sinaloa.
Pero el individuo no se estaba quieto en las alcantarillas del submundo al que pertenecía sino que en una parte de la deprimida región sur operaba abiertamente como activista político y brazo financiero del Partido Revolucionario Moderno, a pesar de que nadie que compartiera vida política o social con él podía alegar que desconocía los orígenes de las riquezas que ostentaba, o que no tuviera referencias de su historial criminoso.
Con las llaves de sus recursos, que aunque se niegue sabemos que no es con aportes de ideas y capacidad organizativa que los narcotraficantes se abren espacio, labró distinción de primeros planos en los actos politicos de su partido como pueden evidenciarlo las imágenes que se han estado exhibiendo después de su captura.
Cuando la exposición de ese tema buscaba su pico más alto, se produce otra noticia que causa conmoción y mueve a un amplio oleaje de solidaridad: Luis Abinader y su esposa, Raquel Arbaje, confirman que han dadopositivo de Covid19.
Abinader, sacando partida del compromiso que ha ofertado con la transparencia, dar a conocer la información y dice que sus síntomas son muy leves, que sus médicos le han asegurado que no corre riesgos de complicaciones, y que desde su aislamiento continuará en contacto con sus votantes.
En el mensaje dice que ha estado en las calles con la denominada ruta solidaria desde el principio de la pandemia, lo cual sabe todo el que sigue el día a día del proceso político que no es cierto, que en la entrevista que concedió al Show del Mediodía, aseveró se había mantenido en su casa siguiendo las medidas de confinamiento. Fue después de advertir el revés que podría experimentar permaneciendo de brazos cruzados mientras su adversario, Gonzalo Castillo estaba en las calles auxiliando en labores de solidaridad y combate a la pandemia, que decide hacer lo propio y desarrollar sus acciones solidarias.
Su partido buscaba propagar la sensación de que el gobierno procuraba innecesariamente la extensión del estado de emergencia, cuando ya los peligros de contagios no eran tan amenazantes, por lo que en sus actividades del fin de semana anterior tanto en Elías Piñas como en Ocoa, se evidencian violaciones elementales del protocolo preventivo.
Pero a pesar de tener muestras claras de que el crecimiento de los contagios no era un invento y que sin una desescalada controlada podríamos provocar el desborde del sistema sanitario, los opositores se mantuvieron firmes en la pretensión de boicotear la cuarta solicitud de extensión del periodo de emergencia, y daban por hecho que lo lograrían a pesar de que el PLD y sus aliados reunían 95 votos, y sólo les faltaba uno que pudo haberlo aportado un ausente peledeísta que no estuvo en ninguna de los dos sesiones en que se debatió ese tema: Tobias Crespo.