Marcó mi carrera pero soy feliz

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Miguel de la Fuente decidió cambiar de planes y repetir el MIR para pasar de Medicina de Familia a Radiología

La naturaleza eminentemente teórica de la carrera de Medicina así como del examen MIR hace que muchos residentes se lleven sorpresas al comenzar su andadura en el hospital. Y es que en algunos casos, la especialidad que han elegido y hacia la que han focalizado todos sus esfuerzos no cumple con las expectativas previstas una vez que se ejerce profesionalmente. 

Ante esta situación, hay quienes deciden ‘coger el toro por los cuernos’ y terminar la residencia en un área que no les llena, mientras otros optan por lanzarse de nuevo al ‘precipicio’ y repetir la prueba de Formación Sanitaria Especializada (FSE) para cambiar de rama médica. Esta última alternativa es la que escogió Miguel de la Fuente, actualmente R3 de Radiología en el Hospital Universitario de Albacete, pero anteriormente fue MIR de Medicina Familiar y Comunitaria en la Comunidad Valenciana

Dificultades personales al preparar el MIR

Para entender el motivo de su decisión, hay que comprender el viaje personal y profesional en el que se embarcó desde que preparó su primer intento del MIR: «Estuve muy influenciado por acontecimientos personales bastante importantes, sobre todo porque se murió mi padre en plena preparación», recuerda. Los meses previos a esta noticia también afectaron al tiempo y calidad de su estudio, debido a la enfermedad que atravesaba su progenitor: «Cuando tienes un padre gravemente enfermo, aunque trates de concentrarte y de aislarte estudiando, es complicado porque tienes la ‘guerra de Vietnam’ en casa».


«Cuando tienes a un padre gravemente enfermo, aunque trates de concentrarte y de aislarte estudiando, es complicado porque tienes la ‘guerra de Vietnam’ en casa».



Finalmente y tras una preparación complicada, se presentó a la convocatoria del año 2019. No obstante, cuando leyó las preguntas de la prueba supo que las cosas no saldrían como esperaba: «Me tocó probablemente el MIR más difícil de los últimos diez años. Yo ya había estudiado todo lo que había podido, incluso había recuperado mucho el tiempo perdido. Pero tampoco fue mi día», asegura. 

Todos estos condicionantes le llevaron hasta un resultado: el número 6.712 en los listados de adjudicación de plazas MIR. Con esta cifra, tuvo que renunciar a su sueño de formarse como radiólogo y hacerse con una vacante en la especialidad que pudo elegir con esta posición: Medicina Familiar y Comunitaria. También se vio obligado a dejar su comunidad autónoma, Castilla La-Mancha, para mudarse a la Comunidad Valenciana. 

MIR en Atención Primaria durante la pandemia

La lista de ‘factores en contra’ para Miguel siguió recibiendo nuevas incorporaciones una vez comenzada su residencia. Con la llegada del coronavirus en 2020 y el papel de la Atención Primaria en su abordaje con un importante peso en la Telemedicina sintió que su especialidad se había convertido en un «call-center«, y que la falta de contacto físico con el paciente, además de quitarle el ‘encanto’ a su trabajo, constituía una barrera de cara a una anamnesis completa: «Por mucho que hubiera unos riesgos, tú necesitas al paciente delante de las narices». Reconoce además que esta situación fue el detonante de sus primeras decepciones.
Además, al igual que otros muchos residentes, admite que atravesó la crisis existencial del R2 al ocupar esta plaza de FSE. La monotonía que adaptó su trabajo en una situación como la pandemia, le hizo «perder la motivación» y replantearse el rumbo de su carrera profesional. Fue entonces cuando todas las preguntas le llevaron a una misma respuesta: repetir el MIR para optar a una plaza de su especialidad soñada, Radiología

Pros y contras de repetir el MIR

Con el calor y el ánimo de todos sus seres queridos, se lanzó a la piscina y obtuvo su vacante deseada en su Albacete natal. Esta segunda oportunidad no sólo cumple con creces todas sus expectativas iniciales, también le ofrece «seguridad, mucha más tranquilidad y menor desgaste emocional». Todo se resume en la sensación de bienestar personal y profesional que, a diferencia de su anterior residencia, le brinda esta etapa: «Estoy mucho más contento, puedo trabajar mejor ya que no hay tantos factores externos que yo no puedo controlar». 

Sin embargo, no todo fue un ‘camino de rosas’, ni siquiera en este nuevo comienzo. Las primeras semanas fueron complicadas, ya que adaptarse desde cero a un nuevo Servicio, aunque sea el que querías, nunca es tarea fácil. A esto hay que sumarle la ‘mancha’ que supuso en su expediente, a ojos de sus compañeros, el haber dejado otra residencia anteriormente: «Como llegué con el pasado de haber renunciado, hubo gente de mi promoción a la que no le sentaba muy bien eso de que la gente pudiera reinventarse».


«Como llegué con el pasado de haber renunciado, hubo gente de mi promoción a la que no le sentaba muy bien eso de que la gente pudiera reinventarse».



A nivel personal, asegura que no cambiaría nada de lo que ha hecho, y que precisamente sus pasos ‘en falso’ son los que le han llevado a donde está ahora. Asegura sentirse «muy agradecido» a su primer Servicio así como al equipo que forma parte de él, y se autopercibe como alguien que ha afrontado con más madurez la residencia que está realizando actualmente. «Me ha ayudado a valorar más lo que tengo y a enfocar las cosas de otra manera», concluye.

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