Donald Trump puso al gigante tecnológico chino Huawei en una lista negra y en China hay quien ya está haciendo lo mismo con Apple.
En el actual clima de tensiones entre las dos potencias, medios del país asiático empiezan a hablar de una especie de boicot ciudadano contra productos de Apple como el iPhone: dejar a un lado el popular smartphone y cambiarlo por un Huawei.
La exitosa empresa de Cupertino se empieza a ver salpicada en la guerra comercial y tecnológica entre EE.UU. y China, y diversos analistas en Occidente consideran que es una de las empresas en mayor riesgo si las tensiones siguen escalando.
“Si Huawei realmente cae y no hay posibilidad de que China evite un nuevo aumento de aranceles, entonces se verán forzados a tomar represalias contra intereses estadounidenses”, considera el experto Michael Hirson, director para China de la consultora Eurasia Group.
Ahí es donde peligra Apple.
Un mercado clave
China es crucial para la empresa fundada por Steve Jobs: el país asiático es el tercer mercado más grande de la compañía, con cerca de US$52.000 millones en ventas en el año fiscal más reciente, la mayoría por venta de iPhones, según recogía el diario The New York Times a principios de este año.
Pero también lo es en términos estratégicos: es clave en la fabricación de sus productos; donde, por ejemplo, se lleva a cabo el ensamblaje final de los iPhone.
A inicios de 2019, cuando se conoció que las ventas de iPhone cayeron en China y que las opciones locales estaban ganando terreno, el director ejecutivo de la firma, Tim Cook, reconocía el desafío de su firma en la nación asiática por la desaceleración económica.
Y agregó, en una misiva a inversores recogida por la prensa estadounidense, que también “por las crecientes tensiones comerciales en Estados Unidos”.
Desde entonces, las condiciones no han hecho más que empeorar entre ambas potencias y desde algunos sectores ya estudian las posibles consecuencias.
Qué pasaría si China decide prohibir la venta del iPhone, por ejemplo, en respuesta al veto a Huawei,una empresa motivo de orgullo nacional.
Los analistas del banco de inversiones Goldman Sachs respondieron a esa pregunta en una nota a clientes esta misma semana, de la que se hizo eco el medio especializado Bloomberg.
Las ganancias de Apple caerían un 29% si Pekín la emprendiera contra los productos de la firma estadounidense, estimaron desde Goldman Sachs.
Improbable
No obstante, esa es una opción que los expertos consultados por BBC Mundo creen “extrema“. Entre otras cosas, porque también tendría impacto económico para China.
Incluso los propios medios chinos lo ven improbable.
“En China, incluso los líderes de opiniones más radicales no pedirían sacar aApple o McDonalds“, asegura el diario oficialista Global Times en un editorial esta semana sobre el conflicto.
Otra posibilidad que mencionaban los especialistas de Goldman Sachs es que Pekín tomara algún tipo de medida contra la fabricación de los productos de la manzana en el país asiático, pero esa también es una opción que se ve poco probable aunque factible.
“Sin ninguna duda, tienen la posibilidad de hacerlo”, considera Michael Hirson, quien trabajó como representante del Departamento del Tesoro de EE.UU. en Pekín.
Hirson recuerda el conflicto entre Corea del Sur y China en 2017 por la instalación del escudo antimisiles estadounidense THAAD en suelo surcoreano, que el régimen chino consideró una amenaza.
Entonces, se vieron afectadas las operaciones en China de los fabricantes de automóviles surcoreanos Hyundai y Kia o la cadena de supermercados Lotte, que había cedido unos terrenos para la instalación del THAAD.
“Sin duda, pueden hacer lo mismo con Apple. Pero el problema en ese caso es que se arriesgan a dañar la confianza en la comunidad empresarial” y, por ende, perder inversión extranjera, advierte Hirson en declaraciones a BBC Mundo.
Otra de las consecuencias de una decisión de ese tipo es la pérdida de empleos chinos, una opción arriesgada en un momento en el que Pekín trata de resistir el embate económico de la batalla de aranceles con EE.UU.
El boicot
De producirse alguna represalia, los conocedores del mercado chino estiman que lo más probable es que se produzca a través de un boicot por parte de los consumidores, impulsado por la prensa estatal.
El experto del Euroasia Group, por su parte, cree además que no deberíamos centrarnos exclusivamente en Apple pues otros emblemas estadounidenses -como Nike o Coca-Cola- también podían ser objeto de “boicot de los consumidores o campañas semioficiales en su contra”.
Los medios chinos, controlados por el régimen, han redoblado su discurso nacionalista en las últimas semanas y las redes sociales del país recogen mensajes de indignación.
Washington justifica la decisión contra Huawei por motivos de “seguridad nacional”, si bien desde China se considera un intento de frenar el ascenso de la segunda potencia mundial.
La narrativa oficial llama a apoyar al país contra el desafío de EE.UU. y el discurso se asemeja en parte al utilizado en otro tipos de crisis, como con Japón en 2012.
Entonces, la disputa territorial por la soberanía de las islas Diaoyu (Senkaku, en japonés) acabó motivando duras protestas antijaponesas en Pekín y otras partes del país y se impulsó un boicot económico.
En cualquier caso, no obstante, la cercanía de Tim Cooks con China puede jugar a favor de la empresa, pues el empresario ha sabido manejarse en el difícil clima de negocios del sistema de partido único.
Cook “ha sido muy constructivo, desde la perspectiva de Pekín, en cuanto a tratar de aliviar las tensiones entre ambos países”, destaca el analista Michael Hirson.
Ahora las miradas están puestas en el posible encuentro de Trump con Xi Jinping en junio, en el marco del G20 en Osaka (Japón).
Si se produce la reunión, aunque nada está asegurado dada la actual situación, puede ser un momento clave para reducir las tensiones y llegar a algún tipo de acuerdo.
El camino no se augura fácil. Trump parece haber puesto sobre la mesa el caso de Huawei e incluso la detención de su directora financiera, Meng Wanzhou, como “monedas de cambio” para las negociaciones, una estrategia que los expertos en política china ven una grave equivocación.
“China no negocia con una pistola apuntándole a la cabeza”, advertía en una entrevista reciente con BBC Mundo Samm Sacks, especialista en ciberseguridad y tecnología de China con vasta experiencia en la segunda economía mundial.