Unidades pertenecientes a los Servicio de Seguridad de Ucrania (SBU) procedieron hoy al apresamiento del petrolero de bandera rusa «Nika Spirit». El arresto se produjo en el puerto ucraniano de Izmail, situado en la región de Odessa, en la desembocadura del río Danubio y en la confluencia de las fronteras ucraniana, rumana y de la autoproclamada república de Transnistria, que Moldavia reivindica como suya.
Los agentes informaron que el motivo del aprisionamiento se debe a que el «Nika Spirit» es el mismo barco que en noviembre del año pasado bloqueó el estrecho de Kerch, a la altura del flamante puente que lleva el mismo nombre e inauguró el presidente Vladímir Putin, impidiendo que tres navíos de la Armada ucraniana, las lanchas artilladas «Berdiansk» y «Nikopol» y el remolcador «Yani Kapu», pudieran navegar desde el mar Negro hacia el de Azov.
Entonces el petrolero ruso se llamaba «Neyma» y su actuación obligó a los barcos ucranianos a retroceder, desencadenando a continuación una dura acción armada de buques guardafronteras rusos, que abrieron fuego contra las embarcaciones ucranianas, las apresaron y arrestaron a sus 24 tripulantes. Todos ellos continúan en un centro de detención preventiva de Moscú.
El senador ruso y miembro de la comisión de política exterior del Consejo de la Federación (Cámara alta del Parlamento ruso), Vladímir Dzhabárov, es ilegal» y, a su juicio, «empeorará cualquier perspectiva encaminada a normalizar las relaciones entre Rusia y Ucrania». Desde el Ministerio de Exteriores ruso advierten de posibles «consecuencias», si el petrolero y sus tripulantes no son liberados. La Cancillería rusa amenaza también con llevar el asunto al Tribunal Internacional del Derecho del Mar (ITLOS según sus siglas en inglés), dependiente de Naciones Unidas.
El actual presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, que tomó posesión en mayo tras ganar las presidenciales en abril y este domingo su partido obtuvo la mayoría absoluta en la Rada Suprema (Parlamento unicameral del país) trata denodadamente desde hace semanas de llegar a un acuerdo con Moscú para la liberación de todos las personas detenidas por ambas partes desde la anexión de Crimea y el comienzo de la guerra en el este de Ucrania. Pero sin ningún resultado hasta la fecha. Por el momento, el Kremlin se niega a poner en libertad a los marineros del «Berdiansk», «Nikopol» y «Yani Kapu» mientras las Justicia rusa no se haya pronunciado.
Se da la circunstancia de que el Tribunal Internacional del Derecho del Mar, con sede en Hamburgo, exigió en mayo a Rusia poner «inmediatamente en libertad a los 24 militares ucranianos». En aquel momento, el senador ruso Konstantín Kosachov descalificó la decisión del tribunal de la ONU, ya que, según sus palabras, «la tripulación trató de cruzar ilegalmente la frontera marítima de Rusia y tal incidente no está bajo la jurisdicción de ese tribunal ni es de aplicación las convenciones a las que hace referencia por lo que su decisión es ilegítima». Kosachov advirtió además que «Moscú seguirá defendiendo su postura y rechazará cualquier nuevo intento de Ucrania de internacionalizar este conflicto y presentarlo como una actuación inadecuada de Rusia».
El Tribunal del Mar determinó que Rusia violó el Derecho del Mar empleando la fuerza desproporcionadamente en aguas internacionales contra tres barcos de la Marina ucraniana, que fueron atacados a tiros y sufrieron un peligroso abordaje sin que del otro lado se abriera fuego o se mostraran preparativos de zafarrancho de combate. Los 24 tripulantes fueron arrestados y continúan encarcelados en Moscú. Algunos de ellos sufrieron heridas el día del ataque.
Fuente: www.abc.es