República Dominicana y Haití en un conflicto agravado por las desigualdades

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Distantes en grados de desarrollo y práctica de prácticas democráticas, las dos naciones de la isla Hispaniola han estado en discordia por un canal de irrigación conectado ilegalmente al río Masacre en la desesperación colectiva por el agua, una representación simbólica de la sed centenaria. por justicia que el vandalismo y la ingobernabilidad se intensifican contra los haitianos en las mismas fronteras del país que sufre las consecuencias de su alarmante atraso en el orden social.

Una subordinación transfronteriza profundamente arraigada con bienes, servicios y empleos proporcionados por los dominicanos al vecino pobre enfrenta su peor amenaza.

El musculoso efebo que a principios de semana destruyó con mandarín una pirámide de delimitación territorial cerca de Dajabón, se vio impulsado por el cierre de la frontera y sus consecuencias logísticas contra los empobrecidos habitantes y por el revanchismo e ilegitimidad de su irrisorio gobierno, que coincide con élites que mantienen al Estado haitiano en una condición fallida.

Una zona geográfica en inferioridad respecto a la vecina República Dominicana, que registra un PIB cinco veces mayor que el del territorio occidental, “detenida en su progreso colectivo por una mayor inestabilidad política y macroeconómica y una menor inversión en infraestructura y capital humano con deterioro de la calidad de vida”. el medio ambiente” (datos del Banco Mundial).

La Asociación Internacional de Fomento, patrocinada por el Banco Mundial, destacó cuán infructuosas son las similitudes históricas y culturales críticas de ambos países, que comparten experiencias históricas cotidianas, incluidos orígenes coloniales, ocupación estadounidense y antiguos regímenes autocráticos, como los de Trujillo y Francoise Duvalier. de los que sólo la República Dominicana resurgió como una democracia joven y prometedora. En 1960, ambos tenían el mismo PIB per cápita. Hoy, un abismo separa los porcentajes.

Juntos y diferentes
Las consecuencias ambivalentes, con tendencia a lo peor, del confinamiento de dos sociedades contradictorias en la misma isla fueron destacadas recientemente por la revista independiente alemana DW: “Aunque Haití y la República Dominicana comparten el mismo territorio, se han desarrollado de manera muy diferente: Si bien la República Dominicana es uno de los destinos más populares (y exitosos) del Caribe, Haití es uno de los países más pobres del mundo”.

“En República Dominicana existe una razonable red vial (y otra infraestructura importante) que permite viajar sin mayores problemas de un lugar a otro. En Haití, sin embargo, se necesitan muchas horas para recorrer unos pocos kilómetros”.

La ONU encontró que sólo el 50% de la población haitiana sabe leer y escribir, mientras que el 90% de sus vecinos dominicanos se expresan gramaticalmente de forma oral y escrita. La tasa de mortalidad infantil en Haití es casi tres veces mayor que en la República Dominicana. Sin acceso a los servicios de maternidad dominicanos, el destino de los recién nacidos haitianos sería trágicamente inimaginable.

Cuentas en desorden
El Producto Interno Bruto de Haití ha tenido uno de sus peores enemigos en el alboroto de las bandas armadas. Sus acciones provocaron que cayera un 1,7% en 2021 respecto al año anterior y el año pasado, en uno de los apogeos del bandidaje y del fracaso de las instituciones, el PIB haitiano fue de 19.234.000 euros, con lo que su economía se situó en el puesto 118 del ranking. de los 196 países sometidos a mediciones macroeconómicas, muy alejado de todo lo que ocurre en toda América Latina. Su PIB per cápita ronda los 430 dólares al año. La de los dominicanos alcanzará los 11.200 dólares en 2023: el país insular oriental es el séptimo de América con mayor PIB por persona.

El desempleo haitiano es aterrador si se puede creer que sus mecanismos de medición pueden reflejar la realidad de sus ciudadanos. Aún así, estamos hablando de más del 14% de la reducida población activa, y su mercado laboral es 90% informal. Aún así, generar bienes y servicios es matemáticamente exiguo porque depende de formas primitivas de lograr ganancias y el volumen de sus intereses es vergonzosamente bajo. Haití importa de todo y destruye sus bosques para cocinar.

Al otro lado de esta legendaria masacre de los pasos peatonales, el “Indicador Mensual de Actividad Económica” de República Dominicana pasó de un nivel de US$8.583,1 en 2021 prepandemia, un PIB per cápita de US$10.732,9 en 2022 y ya se acerca US$ 11.200 en 2023 con un alentador crecimiento interanual del 3,1%, el más alto del período. La inflación interanual en septiembre fue de 4.41%, y las medidas de provisión de liquidez a través de intermediarios financieros aportaron unos RD126 mil millones para los sectores productivos y los hogares. Al menos, el presente y el futuro parecen tranquilizadores y prometedores, y la estabilidad mantiene al país entre los mayores receptores de inversión extranjera directa en América Latina. Junto al polvorín que es Haití, dos tercios del resto de la isla parecerían ser un oasis.

Debilidades y peligros
Un informe muy reciente de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe, CEPAL, admite que los niveles de pobreza y desigualdad en República Dominicana se han reducido significativamente en los últimos 30 años, aunque siguen siendo altos… pero eso es algo siendo así cerca del país socio comercial y de otro tipo más inviable, como casi la única fuente de mano de obra rentable, de los países más inviables de la región.

Aún existen brechas estructurales críticas, definidas como las diferentes expresiones de desigualdad, amplias y persistentes, que obstaculizan el logro de un desarrollo sostenible e inclusivo”, según el diagnóstico que agrega: “La República Dominicana presenta algunos indicadores de desarrollo socioeconómico relativamente rezagados”. el promedio de los países de la región y de muchos países de la muestra global”.

A partir de estas debilidades e insuficiencias señaladas por la CEPAL, la crisis en Haití tiende a tener repercusiones con muchos riesgos para la RD. Es el país de destino del segundo mayor flujo de exportaciones dominicanas, una conquista comercial contra la que se vuelven, casi con odio, poderosos intereses internos para luchar contra la interdependencia de la isla. Se presagia una aguda escasez de mano de obra haitiana, pilar de la construcción nacional y de la agricultura, derivada de la furia contra la República Dominicana llevada al rojo vivo por grupos influyentes que ya provocó una ola de inmigrantes haitianos que regresan a su país por la acentuación de hostilidad entre las dos naciones.

“En Haití parece que hay fuerzas políticas y económicas interesadas en un enfrentamiento con República Dominicana. Las provocaciones han estado presentes desde el inicio de la construcción del canal. El de ayer (11/07/23) va en esa línea (pirámide 13 incidencias) con alta señal de peligro. Debemos evitar el caos e incluso una estampida”.



DominicanToday