Los presidentes norteamericanos (algunos, no todos) se inventan un viaje al exterior cuando tienen en agenda reelegirse. Una reelección por mandato es norma y no excepción en Estados Unidos, y esa concesión fue una salida a la posibilidad de que cada mandatario se convirtiera en monarca. Roosevelt fue el último caso.
La visita de Danilo a China no sería parte del marketing reeleccionista, pero cábalas son cábalas, y la política no se explica sin un poco de misterio. Por ejemplo, no tomó el avión antes de que fueran aprobadas las primarias abiertas, aun cuando no decidió la fecha y el viaje fue por invitación.
Igual puede referirse que prensa de Palacio todo lo que toca lo convierte en propaganda y de la visita hará una leyenda. Regresará en noviembre, y no en diciembre, pero como quiera Santicló, y tal vez no traiga el ferrocarril Santo Domingo-Santiago, pero sí una piedra de la Muralla.
Un reinado milenario. Además, no tendría sentido ir tan lejos y por tanto tiempo y no sacarle al tour chino suficiente millaje político. Leonel de seguro debe lamentarse que no fuera suya la ocasión. Danilo –prepárense– vendrá con ojos chiquitos.
Vía:diariolibre.com
