Los graves daños que a nivel global ha provocado esta ¨”bendita pandemia” tiene al mundo centrado ahora en las vacunas, por ser estas, la única esperanza que pudiera garantizar según los expertos el retorno a algún tipo de normalidad, lo cual aún está por verse.
Sería iluso creer o tratar de hacer creer, que sin inmunización efectiva el turismo gozará en el corto o mediano plazo de buena salud y sobre todo después de que países como; Canadá, Reino Unido, Alemania, Suiza, entre otros, han endurecido las restricciones para el acceso de sus propios ciudadanos a sus territorios.
Una pequeña muestra de lo difícil que está la situación, ha sido por citar un caso, las recientes decisiones anunciadas por el Reino Unido, acerca de que los viajeros que pongan un pie en su territorio procedentes de alguno de los países colocados “en una lista roja”, deberán autoaislarse durante diez días en un hotel, pagando con sus propios recursos la suma de 1.750 libras (US$2.400).
Además del pago del hotel, las nuevas medidas también requerirán que los viajeros se costeen más pruebas diagnósticas durante su cuarentena.
De igual forma esta en evaluación, la posibilidad de que los viajeros que hayan sido vacunados en el extranjero, pudieran estar sujetos a las reglas de cuarentena. Por lo visto se tratan de nuevas y durísimas medidas en contra de la industria.
Así que; el tan anhelado “oxigeno externo” que tanto necesita la industria turística local para continuar operando con números en azules, pudiera tardar mucho más de lo esperado.
Desafortunadamente un gran número de miembros de la cadena de valor como son; bares, restaurante y hoteles, no disponen de tiempo e inevitablemente continuaran quebrando, y pasando vicisitudes para poder cumplir con sus compromisos con los bancos.
Hay que señalar que la recuperación del sector, no solo dependerá de factores externos, sino también del resultado que puedan lograr las actuales autoridades gubernamentales, en la ejecución del plan nacional de vacunación a todos los ciudadanos residentes en el territorio dominicano.
De igual forma servirá de apoyo a la imagen internacional del país, la confianza y credibilidad que se derive de la coherencia entre lo que se anuncia y lo que finalmente se termine haciendo. En este punto el Gobierno que encabeza el presidente Luis Abinader tiene por delante otro gran desafío.
Todo parece indicar que al gobierno está muy claro, de que haberse embarcado en este proyecto país, sin darle participación por lo menos públicamente a todas las fuerzas vivas de la nación, constituye un enorme riesgo.
Ojalá y que tampoco hayan subestimado, la extraordinaria capacidad de dañar que tienen los competidores de la República Dominicana, los cuales sacaran máximo provecho a ante cualquier pifia que se cometa.
Esperemos que por el bien del país, todo el plan esté fríamente calculado y se hayan tomado todas las previsiones para asegurar que este arduo y delicado proyecto de vacunación colectiva, resulte ser ejemplar. El turismo lo necesita.