Tessa Parrilla lleva apenas unos meses en su carrera soñada, pero ya ha sentido resentida su salud mental, sobre todo la autoestima, con su primer examen. «Te sientes un poco insuficiente porque todo tu esfuerzo no se queda para nada reflejado», explica, a pesar de haber aprobado la primera prueba.
Además, ha notado un gran cambio respecto a sus etapas estudiantiles anteriores: antes era de notas sobresalientes y ahora se siente «mediocre». Durante estas semanas se ha planteado que por la densidad de temario que tiene por delante, es necesario estudiar a diario y “con organización”, pero que aun así puede tener vida fuera de las puertas de la universidad o de la biblioteca.
María Grande Aguerri, médica de Familia en el Hospital Universitario General de Villalba y en el Centro de Salud Villa del Prado y que terminó el grado hace casi veinte años, recuerda también ese gran cambio que supuso la llegada a la universidad y que conllevó algún suspenso que otro en primero. «Me pareció muy duro y muy exigente, con mucha competitividad entre compañeros», afirma. Al igual que Parrilla, recuerda cómo su autoestima se vio resentida.
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Las patologías mentales, más prevalente en estos alumnos
Además, la facultativa considera que los estudiantes de Medicina son más propensos que otros a padecer patologías mentales. Pero para argumentarlo, hace diferencia entre los dos ciclos de la carrera. «No es exactamente igual», detalla. Si en primer ciclo, de primero a tercero, esto se puede relacionar más con la ansiedad producida por la exigencia y competitividad de la carrera, para el segundo pone el foco en el trato con el paciente. «En los años en los que estudié no había ningún tipo de curso sobre cómo dar malas noticias, cómo afrontar a un paciente difícil, cómo hablar de la muerte… Nadie te prepara para ver sufrir», afirma. Pero es que tampoco se ahondaba en la gestión del futuro médico dar este tipo de anuncios ni en cómo cuidar la salud mental.
Guadalupe Blay, médica de Familia en el Instituto Aragonés de Servicios Sociales (IASS), recuerda su etapa universitaria como «muy ilusionante», con los típicos nervios previos a los exámenes, pero «sin ningún tipo de ansiedad». Sin embargo, coincide con Grande Aguerri, en que son más propensos a este tipo de patologías, pues lo conoce de primera mano por personas cercanas a ella. «El nivel de exigencia es tan grande que cualquier tropezón para ellos los gestionan mal y realmente lo pasan mal». Esa exigencia proviene de la sociedad, pero también de ellos mismos.
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¿Cómo se podría preparar a los alumnos para una profesión que conlleva una carga psicológica importante? La especialista pone el foco en dos puntos. El primero es la motivación para que sea «vocacional». «Hay que tener claro que se quiere ser médico y conocer el esfuerzo que supone y no hacer la carrera porque has sacado muy buenas notas. Cuando lo haces con vocación porque te gusta lo afrontas con ilusión», detalla.
Pero además, sería conveniente preparar a estos alumnos para que, si suspenden o bajan la nota, sepan que no pasa nada “porque la profesión va por dentro”, defiende. Por ello, propone una serie de charlas al inicio de la carrera en la que se expliquen cosas que pueden ocurrir y que «no pasa nada».
Servicio Telemático de Apoyo Psicológico a Estudiantes de Medicina
En el marco de la XV Edición del Congreso de Educación Médica, celebrado en el mes de septiembre, se presentó el Servicio Telemático de Apoyo Psicológico a Estudiantes de Medicina (Sapem), promovido por la Fundación para la Protección Social de la Organización Médica Colegial (Fpsomc), el Consejo Estatal de Estudiantes de Medicina (CEEM) y la Fundación Mutual Médica (FMM), y con la entidad colaboradora la Fundación Galatea (FG). Desde que se puso en marcha, más de 170 alumnos han dado uso de ella.
Con él, se proporciona atención psicoemocional, para aquellos que soliciten ayuda profesional mediante una plataforma telemática, que podrá ser por videoconferencia o por teléfono con profesionales de salud mental y de forma “totalmente anónima”.
Jose Manuel Cucalón, médico en el Centro de Salud de Villamayor de Gállego, recuerda que desde la Organización Médica Colegial (OMC) se tiene muy en cuenta las enfermedades de los médicos. Prueba de ello es el Programa de Atención al Médico Enfermo (Paime) que lleva más de tres décadas puesto en marcha, y también atiende patologías de la salud mental.
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